Según van pasando los años, el cuerpo se va sintiendo distinto. Uno de los cambios más evidentes es la pérdida de flexibilidad y equilibrio. No es un caso aislado, le pasa a más gente de la que lo admite, y ante esta situación, la respuesta no está en dejarse llevar, sino en moverse.
Existen formas de recuperar agilidad y ganar estabilidad y lo mejor es que no hace falta correr una maratón ni pasar horas en el gimnasio. Hay dos ejercicios que recomienda la Clínica Quirón y que todos los mayores de 60 años deberían estar practicando.
Los dos ejercicios que deberías practicar a partir de los 60 años, según la Clínica Quirón
Los ejercicios que recomienda la Clínica Quirón para mayores de 60 años (y de los que se habla muy poco) son el Yoga y el Tai Chi. Dos disciplinas que combinan movimiento, respiración y atención plena. No requieren impacto físico, pero sí constancia. Y sus beneficios, cuando se practican con regularidad, se notan por dentro y por fuera.
Según la Clínica Quirón, estas prácticas no sólo ayudan a mejorar el equilibrio y la flexibilidad, también alivian molestias articulares, fortalecen la musculatura y reducen el riesgo de caídas. El Tai Chi, con sus secuencias suaves y continuas, mejora la coordinación y favorece la movilidad sin forzar. El Yoga, por su parte, permite estirar y reforzar zonas clave del cuerpo que suelen debilitarse con la edad.
A nivel físico, las mejoras son notables: mayor fuerza en piernas y tronco, articulaciones más estables y una circulación más fluida. Pero también hay un efecto mental que no se puede ignorar: estas prácticas calman la ansiedad, mejoran la concentración y contribuyen a dormir mejor. Hay quien empieza por una molestia en la cadera y acaba durmiendo como hace años no conseguía.
Cómo empezar con Yoga y Tai Chi a los 60 años de edad
No hay una única forma de iniciarse, pero hay consejos que ayudan a no frustrarse. En el caso del Yoga, lo mejor es buscar clases específicas para mayores o de tipo restaurativo. Hay opciones presenciales y online.
Usar una silla, apoyarse en bloques o mantas, adaptar las posturas… todo eso forma parte de la práctica.
Con el Tai Chi ocurre algo parecido. El estilo Yang suele ser el más accesible. Sus movimientos son fluidos, suaves, y se realizan de pie, sin necesidad de esterillas ni material. Eso sí, hay que asegurarse de tener un espacio despejado, sin alfombras traicioneras ni obstáculos.
Antes de empezar, conviene hablar con el médico, sobre todo si hay antecedentes de lesiones o problemas de movilidad. Y una vez que se arranca, hay que tener paciencia. El cuerpo responde, pero necesita tiempo.
También hay un componente social que merece mención. Muchas personas que empiezan Tai Chi o Yoga en grupo descubren una rutina compartida, y eso, a ciertas edades, vale más que cualquier suplemento.
No hace falta gastar mucho para empezar con Tai Chi o Yoga a los 60 años. Pero sí vale la pena, por lo que aporta al cuerpo y por el impacto que puede tener en cómo uno se mueve, duerme y vive.