A los 60 años, el cuerpo cambia. Eso se nota al agacharse, al levantarse de la silla, o simplemente al subir un par de escalones. El ejercicio nos cuesta más que antes. Nuestro cuerpo ya no responde igual, la masa muscular empieza a reducirse, el equilibrio se vuelve más frágil y la energía se reparte de otra manera.
En ese escenario, el ejercicio no es solo una buena idea: es una necesidad. No hablamos de entrenamientos intensos ni de circuitos imposibles. Hablamos de moverse con cabeza. Y sí, caminar está bien, pero no es suficiente. Hay otras opciones al aire libre que pueden marcar una gran diferencia.
Este es el ejercicio que mejora fuerza y equilibrio a partir de los 60 años
El ejercicio que ayuda a mejorar la fuerza y el equilibrio a los 60 es sencillo, no requiere equipamiento y se puede hacer desde cualquier rincón del parque: son los swings laterales. Este trabaja la fuerza, la coordinación y el equilibrio de forma sorprendente. Y lo hace sin maltratar las articulaciones.
La versión más completa se hace con una pesa rusa (kettlebell), pero también se puede adaptar para quienes prefieren empezar sin carga. Lo importante es la técnica: se trata de balancear la pierna de lado a lado, manteniendo el cuerpo firme, el abdomen activado y sin perder el control del movimiento. Puedes ayudarte de una barandilla o de un banco para estabilizarte si hace falta.
Este gesto, que parece simple, activa toda la cadena posterior (glúteos, isquios, espalda baja), además del core y la musculatura estabilizadora de la cadera. Es justo lo que más tiende a debilitarse con la edad y lo que más conviene reforzar para prevenir caídas y ganar autonomía.
Cómo hacer el swing lateral y aprovecharlo de verdad
Primero, busca una superficie plana y estable. Apóyate con ambas manos en algo que te dé seguridad: una barra, un árbol, una valla. Coloca los pies a la anchura de los hombros y lleva el peso ligeramente al talón de la pierna de apoyo.
Desde ahí, balancea una pierna hacia fuera y luego hacia dentro, como si quisieras trazar un semicírculo. Hazlo con control, sin prisas. El tronco debe quedarse quieto, sin girarse ni balancearse. Mantén el abdomen firme y el pecho abierto. Haz 15-20 repeticiones por lado, y repítelo 2 o 3 veces.
Si te ves fuerte y tienes experiencia previa, puedes probar la versión con pesa rusa. Aquí el movimiento es más completo: se empieza con la pesa entre las piernas, se impulsa con la cadera y se deja que suba con el impulso, sin tirar con los brazos. La clave está en dejar que sea la cadera quien lleve el ritmo. Es explosivo, sí, pero también seguro si se hace bien.
Controlar la bajada es igual de importante. Dedica un par de segundos a frenar el movimiento. Esto activa más el músculo y protege las articulaciones.
Por otro lado, este tipo de ejercicios no sólo mejora la fuerza física: también te obliga a concentrarte, a coordinar, a tener conciencia corporal. Y eso, a los 60, es tan valioso como tener el cuádriceps fuerte.