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La Reina Isabel cumple este fin de semana setenta años de reinado y aunque las grandes celebraciones están previstas para el mes de junio -fecha que coincide con la coronación-, sí que se llevará a cabo una pequeña comida en familia. Este domingo, 6 de febrero, se cumplen siete décadas desde que el padre de la monarca, el Rey Jorge VI, falleciera en Sandringham mientras ella se encontraba de viaje con el duque de Edimburgo. Una muerte prematura que convirtió a la entonces princesa Isabel en reina de la noche a la mañana y a una edad muy temprana. Hoy, setenta años después y a pesar de las dificultades que ha tenido que afrontar en los últimos tiempos, la soberana sigue comprometida con su deber con los británicos.
A pesar de que la monarca ha fijado su residencia en el Castillo de Windsor desde que estallara la pandemia del coronavirus, en los últimos días se ha trasladado a Sandringham. Una finca en la que la familia real suele disfrutar de la Navidad -este año no, por razones obvias- y que para ella fue muy especial.
Según ha trascendido y como es tradición, este día 6 de febrero, la Reina va a homenajear a su padre con una pequeña celebración en su residencia, que este año es más importante aún por cumplirse siete décadas. Aunque no se sabe cuál será el menú de este especial día, sí que se conocen algunas restricciones que la monarca ha marcado.
Pese a que se trata de una celebración familiar, no dejará de observarse un estricto protocolo, como en todos los actos en los que participa la Reina. Normas que aplican a la colocación de las mesas, el orden de entrada o incluso el momento en el que se puede empezar o dejar de comer. Como es obvio, la Reina siempre va por delante, seguida por el príncipe de Gales y su esposa y los duques de Cambridge, por estricto orden en la sucesión. Igualmente, la Reina es la primera en abandonar la sala y, curiosamente, ella da una señal a los comensales para que terminen de comer. Deja su bolso sobre la mesa y entonces tienen cinco minutos de cortesía para finalizar sus platos, ya que a partir de ese momento ya no se puede comer más. De todas maneras, esto no suele ser un problema, ya que se cuenta que la monarca come despacio, no se sabe si por costumbre o por cortesía con sus invitados.
A la espera de que se confirme el menú exacto en este almuerzo y quiénes serán los que asistan -se prevén pocas personas dadas las circunstancias-, lo que sí sabemos son las restricciones que aplica la monarca en términos de dieta. En ningún caso se sirven nada con ajo, ya que a la Reina le molesta el sabor y el olor y se evitan la carne cruda y los carbohidratos, como las patatas, la pasta o el arroz. De la misma manera, para evitar riesgos, tampoco se sirve marisco, que podría causar una intoxicación, ni agua del grifo.
Como es lógico, toda la comida se come con cubiertos, especialmente en lo que respecta a los postres y a la fruta. Nunca se verá a un miembro de la familia real mordiendo un plátano, ya que es una imagen que es mejor evitar. Según uno de los chefs de la monarca, elle no quería que nadie pareciera un mono comiendo plátanos, así que se cortan con cuchillo y tenedor.