Brillo en el derbi

Tchouaméni ya es el jefe

Aurélien Tchouaméni brilló en su primera gran noche como madridista. El francés fue determinante en el derbi madrileño que ganó el Real Madrid al Atlético en el Metropolitano. El mediocentro se adueñó del centro del campo y, en parte, de todo el partido. Se puso el traje de jefe para apoderarse absolutamente de todo. Un duelo descomunal al que le puso la guinda con una asistencia soberbia a Rodrygo en el primer gol de los de Ancelotti.

Pasado el primer cuarto de hora de partido, Valverde rompió la presión rojiblanca con una arrancada llena de potencia, Rodrygo combinó con Tchouaménia y el francés se disfrazó de Modric para servir una asistencia perfecta al brasileño que sirvió al Real Madrid para abrir el marcador. El francés es fuerte y físico en el centro del campo, valiente en cada balón dividido y posee una calidad que muchos están descubriendo. Un futbolista total que ocupa a la perfección el pivote madridista, pero que es mucho más. Cuando se incorpora al ataque es capaz de generar mucho peligro y tiene la clase suficiente para poder dar un último toque que rompa las defensas rivales.

Un fichaje redondo

Como no podía ser de otra manera, el fichaje de Tchouaméni fue criticado. Fueron muchos los que escandalizaron por los 80 millones que invirtió el Real Madrid en un jugador totalmente dominante. Históricamente ha sido así. Pepe, Cristiano, Bale, Vinicius o Rodrygo, todos ellos campeones de Europa una o más veces con la entidad madridista, lo han tenido que sufrir. Por lo tanto, el francés no iba a ser menos. El precio que pagó este verano el club presidido por Florentino Pérez al Mónaco ha sido cuestionado hasta que el galo ha empezado a dar rienda suelta a su calidad sobre el césped. En ese momento, los críticos no han tenido más remedio que asumir la realidad, mientras que por Valdebebas empiezan a ver esta inversión como un verdadero chollo.

Tchouaméni ha caído de pie en un Real Madrid que ha encontrado un centrocampista de futuro, pero también de presente. A sus 22 años pocos jugadores hay en el panorama futbolístico actual tan dominador. Es capaz de gestionar el partido a su gusto con un poderío físico superlativo y una calidad que está impresionando casi tanto como su envergadura. Juega y hace jugar a sus compañeros. Y lo que es más importante, cada partido que pasa sube un poco el listón. El derbi era su primera gran prueba de fuego y la nota es de sobresaliente.

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