El amanecer de la Costa del Sol adquiere una magia propia entre los ventanales del lujoso hotel Villa Padierna, un palacio toscano enclavado entre Marbella, Benahavís y Estepona rodeado de campos de golf, spa, beach club, espacios gastro boutique y arte contemporáneo en donde olvidarse de todo.
Es más, cuando uno entra a sus cuidadas instalaciones pronto descubre que no va a querer salir al mundo exterior. Ni falta que hace, pues el que se ha convertido en el primer hotel en España de la exclusiva y lujosa marca ‘Anantara’, nacida en Tailandia y con destinos tan idílicos como Maldivas, Sri Lanka o Vietnam, es excusa en sí mismo para escaparse un fin de semana completo.
Un palacio-museo
Diseñado por el arquitecto británico Ed Gilbert, un elegante edificio en estuco rosa domina el resort. En su interior, como si de un palacio toscano se tratase, salas, salones y pasillos llenos de arte y piezas de coleccionista se suceden entre suelos de mármol y mobiliario clásico.
Fue este hotel el sueño hecho realidad del coleccionista Ricardo Arranz y su mujer Alicia Villapadierna, que no dudaron en hacer de la propiedad una auténtica casa-museo con estatuas de corte clásico, pinturas sevillanas del siglo XIX, tapices, muebles antiguos y hasta elegantes fuentes de mármol.
Es más, no hay mejor plan para empezar el día que perderse entre sus bucólicos pasillos, imponentes escaleras y salones señoriales. Antes, claro, toca dejar las maletas en una de las 132 habitaciones y suites del hotel adquirido por el grupo Anantara hace algo más de un año. Decoradas de forma exquisita con piezas de diseño, arte contemporáneo y mobiliario clásico, con suerte la terraza dará al imponente patio andalusí que le transporta a uno directamente a la Alhambra.
Sin embargo, y aunque cueste dejar sus amplias habitaciones, perderse por las zonas comunes supone encontrarse con las más de 1.200 piezas originales de pinturas, esculturas, cerámicas y tapices exhibidas por toda la propiedad, incluidos en los frondosos jardines vecinos (donde espera incluso un anfiteatro romano).
Para hacerse una idea de lo que espera aquí, basta decir que dos columnas procedentes del antiguo Palacio Villamagna de Madrid o el escudo de alabastro del Palacio de Linares esperan a ser descubiertos por el visitante. También dos copas de mármol de Carrara traídas de la embajada italiana en Cuba o su León Ibérico, quizá la pieza más valiosa, datado entre los siglos II y III. Además, todas estas obras se complementan con la presencia de la galería de arte contemporáneo ‘El Jundi‘, gestionada por Badr El Jundi.
En su beach club privado
Disfrutado el elegante palacio ubicado entre colinas, un servicio de transfer se encarga de recordarle a uno que está en la Costa del Sol y que el mar espera para darse un baño. Para ello el hotel cuenta con el idílico Club de Mar, un beach club privado con hamacas, camas balinesas y altas palmeras en donde disfrutar de un ligero y sano lunch o de su bar de ostras.
Antes de irse nada como disfrutar de la música en directo junto a alguna de las creaciones cocteleras firmadas por el bartender Diego Cabrera, reconocido por tener su coctelería madrileña ‘Salmón Gurú’ (incluida en el ranking World`s 50 Best Bars).
Experiencias de lujo
El huésped que quiera descubrir los maravillos alrededores tiene la opción de reservar algunas de las experiencias que ofrece el grupo, como el viaje en helicóptero privado a Ronda o el recorrido en coche de época descapotable por los Pueblos Blancos.
Para los más foodies espera la opción de darse un paseo por una antigua finca productora de aceite de oliva con parada entre viñedos para una cata; y no está de más recordar que la ruta de shopping del puerto deportivo de Puerto Banús está a solo 15 minutos.
Cena de estrella
De vuelta al Resort, siguiendo el sendero iluminado y la hilera de naturaleza que invade el espacio, espera el área gastronómica de Villa Padierna que, como no podía ser de otra forma, combina lo mejor de la cocina nacional e internacional. Aquí se puede optar por el espacio 99 Sushi Bar o el nuevo concepto del biestrellado Paco Roncero, ‘O’.
Aunque su experiencia Dining by Design, que permite vivir una cena romántica bajo una pérgola de glicinias en un patio privado o un menú al aire libre a la luz de las estrellas en un anfiteatro clásico, hará las delicias de los más sibaritas.
Un baño entre estrellas
Comienza el segundo día en ‘Anantara Villa Padierna Palace Benahavís Marbella Resort’, porque así es el nombre completo del hotel, y no hay mejor plan que tras el continental desayuno, servido en un elegante cenador al aire libre con vistas a los campos de golf, dirigirse a Anantara Spa y rendirse a las manos de los terapeutas y del equipamiento de última tecnología.
Inspirado en los legendarios baños romanos, el mármol se ilumina a través de distintos tragaluces, creando columnas de luz natural para todo el espacio, conformado por 10 salas de tratamiento especializadas y un extenso circuito de hidroterapia donde no faltan salas para Aqua Tub Detox Massage y Slimming Jet Shower, aromaterapia y baños de vapor.
Tarde de golf
Situado en pleno Valle del Golf de Marbella, con un clima primaveral durante todo el año, Villa Padierna Golf Club envuelve a la propiedad con tres campos de golf de 18 hoyos: Flamingos, par 71, Alferini, par 73, y Tramores, par 63. Además, es la sede de la Academia de Golf Tramores de Michael Campbell, el centro de entrenamiento de golf de Villa Padierna que ofrece a los ávidos golfistas de todos los niveles una experiencia de golf premium personalizada.
Si uno se ha quedado con ganas de practicar más deporte, el resort ofrece clases de pilates y en su Racquet Club esperan más de 22.000 metros cuadrados para actividades deportivas, incluyendo dos pistas de tenis, 11 de pádel y un campo de croquet.