Septiembre ha llegado con la promesa de días cálidos y soleados, pero la realidad es que las lluvias ya avecinan el final del buen tiempo. Sin embargo, otras partes del mundo siguen ofreciendo el sol que ya empezamos a echar de menos. Si eres de los que se resisten a despedirse del verano como nosotros, te invitamos a recorrer el planeta en busca de las piscinas naturales más hermosas. Brasil, Bolivia, California, Sidney y Nueva Caledonia. En estos lugares hay rincones que son un auténtico paraíso y suponen un escape inolvidable.
Lençois Maranhenses, Brasil
En Brasil, al noreste del país, se encuentra un rincón de belleza natural inigualable que parece sacado de un sueño. El Parque Nacional de los Lençois Maranhenses es un tesoro oculto que alberga una serie de piscinas naturales de aguas cristalinas en medio de dunas de arena blanca interminables.
Las aguas son sorprendentemente claras y reflejan el cielo azul, creando un contraste asombroso con la arena blanca que las rodea. Aquí se puede nadar, hacer paddle surf… aún no están protegidas como los lagos Plitvice en Croacia.
Las Cuencas del Sol de Mañana, Bolivia
Conocida por su diversidad geográfica, en Bolivia encontramos una joya natural poco explotada y muy asombrosa: las Cuencas del Sol de Mañana. Situado en el altiplano boliviano, aquí se aglomeran géiseres, piscinas naturales y paisajes lunares.
Los géiseres expulsan chorros de agua caliente y vapor, creando un espectáculo visual impresionante. Las piscinas naturales proporcionan una experiencia relajante, donde te puedes sumergir y contemplar la belleza del entorno.
Acuario Natural, Nueva Caledonia
Una joya del Pacífico Sur es Nueva Caledonia. Es conocida por sus playas de arena blanca y aguas transparentes, pero lo que quizás sea menos popular es su impresionante piscina natural, bautizada como Acuario Natural. Se encuentra en la isla Maré y aquí la riqueza de los arrecifes de coral y la biodiversidad submarina rivalizan con algunos de los ecosistemas marinos más notables del mundo. Sin duda, es el sueño de los amantes del submarinismo y la vida marina.
Little Sur River, California
La desembocadura del río Little Sur en el Océano Pacífico en California tiene mucho de especial, pues es aquí donde se forma una piscina cuyos colores van cambiando según la hora del día. Esta joya tan poco conocida (y visitada) es el lugar perfecto para relajarse. Está rodeado de acantilados y vegetación, la arena es suave y dorada, y el agua cristalina.
Fairy Bower, Australia
En Sidney se encuentran varias piscinas naturales muy ‘instagrameables’, Brontë, Mahón… sin embargo, queremos destacar la de Fairy Bower que se encuentra en el paseo desde Manly Beach hasta Shelly Beach. Aquí se encuentra una bucólica piscina de roca junto al mar con la estatua de Oceánidas coronando el paisaje. De noche, la piscina parece iluminarse gracias al vapor de sodio que desprende y crea un intenso tono verde.