Este verano viajábamos al sur, concretamente a la urbanización de Sotogrande, Cádiz, para alejarnos del ajetreo y disfrutar del color del puerto y de la costa. Llegamos a La Reserva Club, un exquisito paraíso andaluz, del que ya hemos hablado en alguna ocasión, donde disfrutamos de una magnífica cena en conmemoración de las jornadas gastronómicas o ‘Gastronomic Journeys’ que se estaban celebrando por aquel entonces. La velada, bajo un atardecer de luz y el dulce tintineo de las copas de vino, estuvo capitaneada por los sabores de un gran chef, a quien tuvimos el placer de entrevistar: Carlos Navarro, uno de los sushimans más afamados de todo el país y puede que del mundo. Tras una charla breve y maravillosamente inspiradora, llegamos a conocer un poco más de cerca a este personaje, que incluso con importantes galardones y un nombre que le precede, no deja de lado un carácter humilde y afable. ¿Quieres conocer a uno de los ganadores de la Copa Mundial de Sushi? Te animamos a que sigas leyendo.
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De informático a sushiman afamado
Carlos Navarro es reconocido por ser uno de los sushimans más afamados de todo el país. Sin embargo, la pasión por la gastronomía no le ha acompañado a lo largo de toda su vida, ya que por muy dudoso que parezca, su primera vocación, descubierta a los tiernos 12 años, fue la de ser informático.
La primera impresión que nos llevamos de Navarro es la de ser una persona tranquila, paciente… Sin embargo, esta imagen termina en cuanto cruzamos unas cuantas palabras con él. Carlos es una mente inquieta, un artista de sonrisa contagiosa y animada, un guasón sin pelos en la lengua que no nos deja de sorprender a lo largo de nuestro encuentro.
Carlos Navarro aprendió a utilizar un ordenador a una edad temprana, consiguió grandes méritos como informático, llegando incluso a ser director de una gran empresa con tal solo 30 años, entre otros grandes logros. A lo largo de estos años, Carlos había desarrollado paralelamente un gran interés por la cultura japonesa y de ese modo, practicando año tras año las distintas técnicas, acabo cocinando sushi a domicilio. Fue en el año 2013 cuando se despidió decididamente de la informática.
Carlos comenzaría entonces su camino profesional como sushiman, con barras de sushi, clases magistrales, consejos de grandes profesionales y diversos negocios gastronómicos.
Tres años después, en 2016, Carlos se presentaba al Campeonato del Mundo de Sushi en Tokyo, en el que, pasando de eliminatoria en eliminatoria, finalmente logró, no solo el puesto número 5 en el concurso, sino la Mención Especial del Jurado.
«Una experiencia transformadora que me llevo a cambiar profundamente lo que hago y lo que soy. Lucharé cada día para que mi sueño permanezca vivo. Allí presenté mi técnica kabanoki roll, quedé finalista, me certifiqué como Kuro-Obi, cinturón negro del sushi, y empezó una gran aventura», nos explica Carlos. «Me encanta formar y transmitir esa pasión por la cocina japonesa, tanto a profesionales como a amantes de la cocina japonesa», nos cuenta Navarro.
A día de hoy, Carlos Navarro dispone de un certificado por la ‘All Japan Sushi’, de la que es consultor y vive enfocado en la formación culinaria japonesa, asesoría gastronómica y experiencias culinarias a medida.
«Soy un apasionado de las técnicas de la cocina tradicional japonesa, así como la fusión de estas con los productos locales y de temporada. Tengo más de 13 años de experiencia en la elaboración de sushi y cocina washoku. Buscando siempre nuevos conocimientos que me permitan ofrecer a mis comensales una experiencia excelente, gracias a maestros y jefes de cocina con los que he trabajado como Kengo Tominta, Hirotoshi Ogawa y Mazayoshi Kazato, así como la inspiración de Nobuyuki Matsuhisa para la fusión de técnicas tradicionales y productos de alta calidad de la cocina de vanguardia», termina Carlos.