La filantropía es una de las actividades que más apoyan las casas reales, y además de la parte humanitaria a la que nos tienen acostumbrados, podemos ver a príncipes y princesas apoyando eventos relacionados con la moda. En esto cabe recordar a Lady Di. En 1995, Anna Wintour cogió las riendas de la gala de moda más reconocida del mundo y, un año más tarde, consiguió que Lady Di, separada del actual Rey Carlos III, asistiera a prestar su apoyo. Con un estilismo que dio que hablar, hablamos de la única asistencia de Diana de Gales a la MET Gala.
En los últimos años, no es raro ver a miembros de la realeza como Rania de Jordania, Olympia y Marie Chantal de Grecia o Eugenia de York posar en la alfombra roja del Museo Metropolitano, pero fue Diana la primera princesa heredera que aceptó la invitación del museo. Cuando la gala aún no estaba fijada en el primer lunes de mayo, un 9 de diciembre de 1996, la que fue princesa montó a bordo de un Concorde, rumbo a Nueva York y asistió a la gala con una temática dedicada en exclusiva al diseñador francés, Christian Dior.
Se supo que, durante la cena, la princesa habló con grandes referentes y caras conocidas como Bianca Jagger, Ivana Trump o la modelo Imán. Según contaron a los medios de comunicación, Lady Di les encandiló y su presencia deslumbró la sala.
Muchas veces ha pasado que, aunque la temática vaya enfocada a un creador, quienes desfilan sobre esta alfombra roja optan por otros nombres de la moda para confeccionar sus estilismos, y Diana de Gales fue fiel a la ocasión. Hizo historia, no sólo porque fue uno de los pocos miembros reales que pasó por la MET Gala, sino porque vistió un traje lencero en color azul, con la zona del escote terminada en puntilla negra y tirantes del mismo material, creado por John Galliano para Dior. Las joyas no se quedaron atrás, dando un toque sutil y sofisticado al estilismo. Se componía de un juego de pendientes y collar de perlas con zafiros que le había regalado Isabel II por su boda con el príncipe Carlos.
Es curioso, puesto que en octubre de aquel año, John Galliano había sido nombrado director creativo de la afamada casa de alta costura y, con sólo dos meses en el puesto, puede decir con orgullo que la princesa Diana fue la primera que vistió, oficialmente, una de las creaciones del diseñador británico para Dior. De hecho, Galliano visitó a la princesa tres veces en el palacio de Kensington para arreglar el vestido, mientras preparaba su primera colección para la casa, que se presentó en enero del año siguiente. Además, marcó tendencia porque llevaba un bolso Lady Dior, del mismo color. Un modelo que es el gran eterno de la firma francesa.
Este vestido pasó a la historia y, como hacía no mucho tiempo después de su divorcio, el vestido de Lady Di para la MET Gala de 1996, fue calificado como uno de los looks de la venganza usados para alejarse de la rigurosa etiqueta que imponía el protocolo del Palacio de Buckinham. Aunque muchos medios británicos lo calificaron como un estilismo de vergüenza, ella marcó tendencia y, para las páginas de la moda, es tendencia inmortal.
