Así funciona ‘Ikigai’

Compuesto por un espejo rectangular bidireccional, un marco de acero inoxidable reciclado de los residuos de producción de ‘Roca’, leds, uniones de acero inoxidable y una interfaz conectada al teléfono móvil, el dispositivo «se enciende» mediante un reconocimiento facial integrado y le propone la realización de una rutina diaria de ejercicios.

Espejo demencia / Laia Millan Català
Foto: Laia Millan Català

Centa Laia que el espejo inteligente «hace preguntas para estimular la memoria y retrasar la sintomatología trayendo ejercicios reales al dispositivo a través de la tecnología«. Ingeniera de profesión, recién licenciada y en busca activa de trabajo, «este proyecto es el resultado de varias experiencias personales» cuenta Laia, que comenzó este año a colaborar con una ONG que ayuda a personas con demencia y «realicé prácticas en un estudio de diseño de producto enfocado a la sostenibilidad«.

Dos rutinas

Cuando el usuario se pone frente al espejo, éste activa el sistema de reconocimiento facial y se pone en marcha. El resto del día se mantiene como un espejo tradicional. Así, durante la asistencia ‘Ikigai’ «ayuda a los usuarios a concentrarse en sí mismos rodeando sus rostros con una luz y dando lugar a una rutina que se divide en dos partes: una matinal y otra nocturna.

Espejo demencia / Laia Millan Català
Foto: Laia Millan Català

«Por ejemplo, la primera actividad comienza con un mensaje dando los buenos días al usuario y compartiendo su nombre. Continuaría preguntando por la época del año o dónde se encuentra ahora e incluiría la reproducción de un mensaje de voz de un ser querido para recordar un momento agradable», cuenta la joven. Con un total de cuatro ejercicios, la rutina de la mañana busca estimular el reconocimiento del presente, los recuerdos, los gustos, las habilidades y los conocimientos de la persona.

Espejo demencia / Laia Millan Català
Foto: Laia Millan Català

Por su parte, la segunda rutina busca ayudar a relajarse a la persona antes de irse a la cama con un ejercicio de relajación, pues «muchas de las demencias hacen que las personas tengan problemas para dormir, el espejo pone música de un momento importante de él o ella».

Completamente monitorizado y personalizado, el espejo va dirigido a trabajar la alteración de la memoria, las funciones cognitivas, la concentración y atención, la afasia, la agnosia auditiva y visual, la apatía, la ansiedad y las alteraciones del sueño con actividades que se dan en las terapias físicas pero «dando a las personas con demencia un espacio privado», concreta Laia.

Espejo demencia / Laia Millan Català
Foto: Laia Millan Català

Felicidad de vivir

Bautizando su proyecto con la palabra japonesa que, sin traducción directa, podría decirse que es un término que encarna la idea de la felicidad de vivir y que para Laia significa «tratar de recuperar la esencia de la persona», considera que «este proyecto me ha dado la oportunidad de contribuir a visibilizar una patología como la demencia. El espejo es solo una herramienta para ayudar a las personas a recuperar su esencia. Lo verdaderamente importante son las personas que se miran en él».

Porque este proyecto, aún no materializado pero que pronto podría ser una realidad, mira hacia mucho más allá. «‘Ikigai’ se puede personalizar para diferentes usuarios, como, por ejemplo, para ayudar y complementar los tratamientos psicológicos de las víctimas de las desigualdades de género a través de ejercicios específicos enfocados a ganar confianza o redescubrir su esencia», finaliza Laia.