Las montañas de Andratx, Calvià y Estellencs recuperan su vegetación diez años después del gran incendio

Este miércoles se cumplen diez años del gran incendio forestal que el 26 de julio de 2013 afectó a casi 2.500 hectáreas de la Serra de Tramuntana, en Mallorca. El fuego, el más grave que ha sufrido Baleares en las últimas décadas, afectó principalmente a los municipios de Andratx, Estellencs y Calvià. Diez años después, aproximadamente el 70% de la superficie arbolada, pinar sobre todo, presenta una buena regeneración natural, con densidades variables según la zona en función del estado en el momento del fuego. El Govern estima en unos años más ya se podrá hablar de bosque adulto.

Por el contrario, toda la parte no arbolada, que ocupa la mayor parte de la superficie quemada y recuperada muy rápidamente después del incendio por su capacidad rebrotadora, todavía es un paisaje bastante erial dada la recurrencia de grandes incendios (buena parte de esta zona se vio afectada por el incendio de La Trapa de 1994). Reforestar esta parte resulta muy complejo y dificultoso por la presencia de cabras domésticas asilvestrada, la orografía compleja y la elevada pedregosidad y superficie rocosa existente.

El gran incendio de 2013 estuvo activo más dos semanas y no fue hasta el 13 de agosto cuando se dio por extinguido. Hasta 32 medios aéreos y más de 400 personas estuvieron trabajando en las labores de extinción. El fuego afectó a 858 hectáreas de superficie boscosa arbolada (sobre todo pinar, pero también encinar), siendo el resto principalmente garriga, matorral de carrizo u otras formaciones arbustivas.

Una vez el fuego se dio por extinguido, empezaron las tareas de restauración, cuya finalidad fue garantizar la seguridad para personas y bienes, realizar el control y la prevención de los procesos erosivos y aparición de plagas, regenerar la cubierta vegetal en casos concretos, proteger o recuperar especies vegetales concretas.

Además, existieron diferentes iniciativas de participación ciudadana, con más de 1.000 personas realizando labores de colaboración y 510.000 euros recaudados por aportaciones económicas voluntarias, que junto con el presupuesto aportado por la entonces Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente y Territorio y también por el Ministerio de Medio Ambiente, sumaron un total de 1,3 millones de euros.

En este sentido, se ejecutaron actuaciones en unas 30 hectáreas para garantizar la seguridad, en las que se retiraron los árboles en riesgo de caer sobre la red viaria principal, sobre viviendas, infraestructuras o zonas de elevado uso público. En cuanto a la prevención de los procesos erosivos en las zonas más vulnerables, se actuó en unas 300 hectáreas, procesando los restos leñosos quemados para minimizar el riesgo de erosión por lluvia y generar una aportación futura de materia orgánica al suelo afectado por el incendio.

Según Ana Torres, directora general de Medio Natural y Gestión Forestal, la «lección aprendida» fue que en un gran incendio forestal como el de Andratx, aunque la fase de extinción es la respuesta inmediata, «la mejor estrategia para combatir los grandes incendios forestales es siempre la prevención». Por eso, señala Torres, «resulta esencial haber trabajado previamente en la gestión forestal de las zonas vulnerables y en la sensibilización de la cultura del riesgo en la población».

En este sentido, la directora general, señala que «con el actual escenario de cambio climático, con veranos de sequía extrema y oleadas de calor recurrentes, se prevén incendios más extensos, más intensos y peligrosos» y así lo remarca el Servicio de Gestión Forestal de la Conselleria.

El Govern recuerda que estamos en la época de máximo riesgo de incendio forestal, que está totalmente prohibido encender fuego en terreno forestal y que es necesario consultar diariamente la situación de peligro en la página alertafoc.caib.es.

Por otra parte, resulta esencial que las viviendas e infraestructuras ubicadas en zona forestal, como algunas de las que quedaron parcialmente afectadas durante el gran incendio, realicen las franjas de prevención y autoprotección obligatorias, de cara a que sean defendibles y seguras en caso de incendio forestal.