Festival Pollença: VibrArt repasa con Dvorak y Mendelssohn la madurez del trío

Formalmente, por supuesto reconocida su calidad artística, la presencia del Trío VibrArt era la primera entrega de la cuota española en el cartel del 63 Festival Internacional de Música de Pollença.

El Trío VibrArt es la suma de jóvenes músicos, todos ellos producto de la prestigiosa Escuela de Música Reina Sofía y a partir de ahí, desarrollando sus valiosas trayectorias individuales y al mismo tiempo como integrantes de un formato, el trío con piano, violín y cello cuyos cimientos se remontan a finales del siglo XVIII, el momento en que se produce la síntesis de la sonata para trío y la sonata para teclado coincidiendo con la creatividad de un singular trío innovador formado por Haydn, Mozart y Beethoven, esos auténticos arquitectos de la transición y consolidación del clasicismo.

Es sintomático en este sentido que en el debut de Trío VibrArt el año 2017 eligieran el triple concierto de Beethoven, reconocido por una combinación instrumental sin precedentes. Recordemos que esta composición es de 1804 tanto como decir en el período de ebullición en la cimentación del formato; un proceso que conocerá su inmensidad creativa entre 1789 y 1815.

Quiero recordar asimismo la singularidad que se produjo el año 2017 en el Festival Bellver, con la Sinfónica de Baleares arropando al trío formado por Julian Rachlin (violín, director), Janine Jansen (violín) y Mischa Maisky (cello) y días después presentado el trío en el Festival de Pollença, en esta ocasión en formato trío de piano, al ser sustituida la violinista Janine Jansen por el pianista Itamar Golan, donde interpretaron precisamente el triple concierto de Beethoven y de nuevo arropados por la Orquesta Sinfónica de Baleares. Bueno es hacer memoria de los momentos singulares que se han vivido en la isla durante las principales citas estivales de música clásica.

En esta ocasión en cambio la opción fue presentar obras bien diferenciadas, aunque aflorando una de ellas en el zénit de la época dorada, allá por 1840, y la otra a rebufo de los modelos establecidos desde entonces.

Abrió el ‘Trío para piano nº 4’, de Antonin Dvorak, dejando para la segunda parte lo que Robert Schumann definió como «el trío maestro de nuestro tiempo»: el ‘Trío para piano nº 1’ de Felix Mendelssohn, referencia absoluta en Europa hasta el primer cuarto del siglo XX. Además del valor comparativo que se puede deducir del programa, imagino que influyó en la elección de Dvorak el hecho de que este 2024 se conmemora el 120 aniversario de su muerte.

La diferencia entre estos dos tríos está digámoslo así en la intencionalidad, puesto que mientras Dvorak en su trío de 1891 se decanta por incidir en el nacionalismo musical, que caracterizó a no pocos compositores eslavos, en el caso de Mendelssohn la aportación de su trío (1840) busca la recreación de una obra narrativa anclada en el romanticismo, valiéndose para ello de una originalidad creativa que da protagonismo a cada instrumento, incluido un papel más activo del piano. Dvorak por el contrario, recurre a la canción popular eslava definida por su carácter épico, y de ahí el que también se conozca como ‘Trío Dumky’, que traducido es la recreación más completa de un idioma nacional, en este caso empleando ritmos de música folclórica
morava, generando así una composición introspectiva.

Dada la calidad individual de los componentes de Trío VibrArt, asistimos a una exposición cargada de maestría, que nos mostraba la pulsión emotiva y plena de contrastes, en el caso de Dvorak, frente al relato transparente que nos ofrece Mendelssohn a través de una narrativa con perfumes sinfónicos. Muy bien Miguel Colom (violín), concertino además de la ONE, Fernando Arias violochelo) y valor emergente desde Juventudes Musicales, y Juan Pérez Floristán (piano), reconocido el año 2021 con el primer premio en el Concurso Internacional Arthur Rubinstein. Ya en los bises pudimos tener acceso directo a la capacidad como arreglista de Floristán con la ‘Marcha Miniatura Vienesa’ (1925) de Fritz Kreisler, indicio de posible obra propia del trío, aunque todavía por llegar y probablemente por definir.

Me he referido a la cuota española que representa el Trío VibrArt, si bien para la clausura el 30 de agosto nos aguarda la Orquesta de la Comunidad Valenciana y titular del Palau de les Arts Reina Sofía, aunque en este caso entiendo que debe encuadrarse en la apuesta del Festival de Pollença por el sinfonismo que tantas alegrías nos dio en la segunda mitad de los años 80 del siglo XX, cuando el Festival era conocido como el pequeño Salzburgo del Mediterráneo. Entonces sí eran buenos tiempos para la lírica.