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Seguro que está situación te suena familiar: estás frente al ordenador, con la agenda o con una lista de cosas pendientes, viendo pasar las horas sin avanzar. Aunque solemos atribuir esta tendencia a la falta de motivación, a la pereza o incluso al exceso de distracciones, la psicología propone una explicación mucho más profunda y, a la vez, más incómoda de aceptar.
En un vídeo viral publicado en la cuenta de TikTok El Sentido de la Birra (@esdlb), la psicóloga, neuropsicóloga y divulgadora Alba Cardalda, sostiene que la causa más habitual detrás de la procrastinación no es la falta de voluntad ni un coeficiente intelectual bajo, sino algo mucho más común entre personas aparentemente productivas.
Por qué procrastinamos todos los días: una psicóloga revela la verdadera causa
De acuerdo con Alba Cardalda, muchas personas que procrastinan de manera recurrente no lo hacen por desinterés ni por falta de capacidades. En realidad, lo que las frena es una exigencia interna desmesurada que se manifiesta incluso antes de iniciar cualquier tarea.
Estas personas no se conforman con hacer las cosas bien, sino que buscan hacerlas perfectas desde el primer intento. Y es precisamente esta necesidad de excelencia absoluta lo que las lleva a paralizarse. El pensamiento que predomina en su mente es: «Tengo que hacerlo, pero tiene que quedar impecable; si no es así, no sirve«. Esa creencia, lejos de impulsar, bloquea.
Este patrón se vuelve especialmente perjudicial cuando se trata de tareas nuevas o complejas. Al enfrentarse a lo desconocido, la mente perfeccionista anticipa un posible error, lo que dispara el miedo a fallar. Así, se pospone la acción como un mecanismo para evitar el malestar emocional que generaría no alcanzar el ideal deseado.
Cómo el perfeccionismo extremo alimenta la procrastinación
Este tipo de bloqueo, que podría parecer una simple postergación inocente, es en realidad una manifestación profunda del miedo a la frustración. Según explica la experta, la persona hiperexigente prefiere no empezar nada antes que enfrentarse a la posibilidad de no estar a la altura de sus propias expectativas. El miedo no es tanto al trabajo en sí, sino a la experiencia emocional de no hacerlo perfecto.
Este fenómeno te impide dar incluso el primer paso, porque el inicio no puede ser perfecto por definición. Y a ti, ¿has estado en esta situación alguna vez?
Cómo superar la procrastinación causada por la autoexigencia
Aceptar que el inicio de cualquier proyecto será imperfecto es el primer paso para desactivar este patrón de procrastinación. No se trata de bajar los estándares, sino de entender que el aprendizaje y la mejora son procesos progresivos. Abandonar la idea de perfección inmediata y dar cabida al error como parte del crecimiento puede marcar la diferencia entre quedarse paralizado o avanzar.
En última instancia, la experta concluye que, si bien el perfeccionismo puede parecer una virtud, en exceso se convierte en un freno. Reconocer esta trampa mental y permitirnos empezar «aunque no esté perfecto» es una de las formas más efectivas de recuperar el control sobre nuestro tiempo y nuestras metas.