Pirámide de Maslow: qué es, definición y concepto

En la psicología, como en otras ciencias, hay ciertos términos sobre los que puedes haber leído o escuchado más de una vez. Seguro que no te quedan claro del todo, como la Pirámide de Maslow. ¿Qué es y qué significa este concepto?

Éstas son algunas de las preguntas cuyas respuestas deberías conocer si te interesa todo lo relacionado con las acciones humanas. Incluso, se trata de un concepto o definición que está siendo estudiado en el ámbito del liderazgo y de la gestión empresarial, en la actualidad, puesto que, si entiendes por qué los demás actúan como actúan, comprenderás cuál es el efecto que puedes tener en quienes te rodean.

¿Qué es la Pirámide de Maslow?

Es un modelo de necesidades humanas, a menudo representado como una pirámide jerárquica, que fue concebido originalmente por el psicólogo norteamericano Abraham Maslow en 1943. Este psicólogo humanista centró su carrera en «la totalidad de la persona», dejando de lado los enfoques psicológicos de cada uno para desentrañar por qué los individuos actuamos de una determinada manera.

Esta jerarquía de niveles requeridos para que el ser humano se «complete» en todas las facetas de la vida plantea que cada nivel debe cumplirse lo suficiente antes de que alguien esté «preparado» para afrontar el siguiente nivel.

Así, Maslow manifestó que las necesidades humanas se organizan en jerarquías de prepotencia. «Es decir, la aparición de una necesidad suele depender de la satisfacción previa de otra necesidad más potente. El hombre es un animal perpetuamente necesitado», afirmaba el psicólogo.

Maslow creía que esto era fundamental para el tratamiento de los traumas, ya que «ninguna necesidad o impulso puede tratarse como si fuera aislado o discreto; cada pulsión está relacionada con el estado de satisfacción o insatisfacción de otras pulsiones».

¿Cuáles son los niveles de la pirámide de Maslow?

Nivel 1 – Necesidades fisiológicas

En ese nivel básico se encuentran las necesidades «menos humanas» como el instinto de supervivencia. Igual que los animales, necesitamos vivir a través de comida, agua y aire. Si no completamos las necesidades mínimas indispensables de este nivel, no podremos pasar al siguiente.

No debe esperarse que un ser humano que no tiene satisfechas las necesidades básicas de este nivel inicial pueda desarrollar una teoría de pensamiento, como la de quien sí las tiene satisfechas.

Si has visto «La Sociedad de la Nieve», la película dirigida por Bayona que compitió en los Oscar y que recuerda el accidente de los Andes en el que un grupo de jóvenes sobrevivieron en la montaña durante semanas alimentándose de sus compañeros muertos, tienes un gran ejemplo de cómo funciona la conducta humana. Ese comportamiento, que hubiera sido repudiado en otro caso, resulta lógico en la situación en la que se hallaban. La ausencia de comida y de agua alteró las prioridades y la moralidad.

Nivel 2 – Necesidades de seguridad

Una vez que hemos completado las necesidades de comida y agua, lo siguiente es buscar la seguridad. A través de vivienda, necesidades económicas, respecto a la salud y el bienestar, etc. Cualquier cosa que nos haga sentir más seguros y tranquilos entra aquí. Evidentemente daría para un extenso debate, pero algunos creen que la ley y la religión nos proporcionan seguridad.

Nivel 3 – Necesidades de pertenencia

Otros, al contrario que aquellos, colocan a la religión en este tercer nivel. La mancomunión, el pertenecer a grupos más pequeños que «todo el mundo» pero más grandes que «la familia» o «los amigos», es una característica propia de los seres humanos. Nos adherimos por naturaleza a otros que expresan los mismos valores o que tienen intereses que se parecen a los nuestros.

Este informe de la Asociación Americana de Psicología, «Cómo la necesidad de pertenencia impulsa el comportamiento humano», aborda e intenta dar respuestas a este problema. Allí, el prestigioso profesor en Psicología Geoffrey L. Cohen concluye que «la respuesta a cómo es sentir que no perteneces a algo es incómoda. La gente se siente ansiosa y, de hecho, las mismas zonas asociadas con la experiencia del dolor físico se activan cuando las personas experimentan el ostracismo social». Este nivel es más relevante de lo que se cree.

Nivel 4 – Necesidades de estima

El nivel anterior tiene una incidencia casi absoluta en éste. Los humanos deben satisfacer sus necesidades de estima. O, en otras palabras, cómo se valoran ellos mismos. La confianza en lo que uno es capaz de lograr es clave para llegar al último nivel. Siempre que te fíes de ti mismo para conseguir lo que te propones, estarás más cerca de llegar hasta la cima de la pirámide.

Es una cuestión de seguridad que se desarrolla a lo largo de la vida y que tiene que ver con muchos otros conceptos.

Nivel 5 – Necesidades de autorrealización

Cubierta la comida y agua, la seguridad, integrados en la sociedad y con la estima imprescindible, llega la autorrealización. Éste es el estadio último del ser humano en la Pirámide de Maslow. Si los niveles previos no se completan, uno no podrá autorrealizarse.

¿Cómo se ha actualizado la Pirámide de Maslow?

Este concepto o definición se ha actualizado a lo largo de las décadas. Nuevos psicólogos han hecho sus aportes. «Renovando la pirámide de las necesidades: ampliaciones contemporáneas construidas sobre cimientos antiguos» es un estudio orientado a la contextualización de esas nociones, 80 años más tarde.

Publicado en la Perspectives on Psychological Science, los expertos recomiendan así modificarlas porque la sociedad cambia, avanza y no es la misma que antes, con una «inclusión explícita de niveles motivacionales vinculados al apareamiento y la reproducción».

Algunos psicólogos, además, ven problemas en esta Pirámide. Concretamente, en Área Humana, expertos en Psicología, nombran que uno de los primeros problemas que plantea esta escalada es la dificultad para definir un concepto tan abstracto como el de autorrealización –muy cercano a otro concepto también muy difícil de definir: el de felicidad– y en ese sentido, establecer objetivos concretos y alcanzables para lograr satisfacer esta necesidad.

Pues “no todas las personas hacen las mismas cosas para sentirse realizadas, y no todas, en función de su biografía, su educación, sus inclinaciones o sus motivaciones, van a tener los mismos objetivos para sentirse realizadas”.

En todo caso, el debate está abierto porque es una pirámide elaborada hace muchos años que debe revisarse.

 

 

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