Contenido
- 0.1 Qué significa que una persona se quede en blanco, según la psicología: esto es lo que ocurre en tu cerebro
- 0.2 Pocos se animan, pero esta es la mejor actividad para que los mayores de 65 desarrollen sus ideas creativas
- 0.3 Llegar tarde a los sitios dice más de lo que crees, según la psicología
- 1 ¿Por qué los mayores de 65 experimentan ansiedad sin causa aparente?
- 2 ¿Cómo se manifiesta la ansiedad en los mayores?
- 3 ¿Cómo se diagnostica la ansiedad en mayores de 65 años?
Durante la vejez, muchas personas pueden experimentar estados de inquietud o tensión internalizada sin motivo explícito. Estos episodios suelen percibirse como una especie de ansiedad sin causa aparente. Aunque las sensaciones pueden ser intensas, quienes las sufren no siempre identifican un desencadenante concreto. Detrás, pueden encontrarse procesos biológicos, psicológicos y sociales interrelacionados que explican por qué los mayores de 65 años experimentan ansiedad de forma aparentemente espontánea.
La clave está en comprender que esas vivencias no provienen necesariamente de un acontecimiento actual. El propósito de este artículo es explicar estos procesos desde una perspectiva psicológica y científica.
¿Por qué los mayores de 65 experimentan ansiedad sin causa aparente?
La psicología actual ofrece explicaciones diversas que ayudan a entender este tipo de ansiedad. A pesar de que el origen no siempre sea visible o inmediato, existen factores estructurales y psicológicos que contribuyen al desarrollo del malestar emocional en la vejez.
Según lo expresado por el portal especializado Psicología Monzo, entre los más relevantes se encuentran:
- Cambios neuroquímicos: alteraciones en los niveles de serotonina, dopamina y noradrenalina afectan la regulación del estado de ánimo.
- Factores genéticos y antecedentes familiares: ciertas predisposiciones biológicas pueden mantenerse latentes y activarse con la edad.
- Condiciones físicas y enfermedades crónicas: el dolor o la limitación funcional constante generan estados de tensión que se confunden con ansiedad.
- Jubilación y pérdida de roles sociales: el abandono de rutinas o espacios de interacción puede derivar en inseguridad emocional.
- Duelo y pérdida: el fallecimiento de personas cercanas implica un ajuste emocional prolongado que puede manifestarse como ansiedad sin causa clara.
Estos factores se entrelazan, intensificando la sensación de amenaza o inseguridad, aunque no exista un motivo concreto en el presente inmediato.
¿Cómo se manifiesta la ansiedad en los mayores?
La ansiedad en personas mayores puede pasar desapercibida o confundirse con otros problemas de salud. Su presentación clínica puede diferir de la observada en adultos jóvenes, dificultando su identificación y tratamiento.
Entre las manifestaciones más comunes se encuentran:
- Palpitaciones, opresión en el pecho o dificultad para respirar.
- Sensación de inquietud persistente, incluso en momentos de descanso.
- Pensamientos repetitivos sobre la salud o el futuro.
- Problemas de sueño o fatiga crónica sin causa médica aparente.
- Reacciones desproporcionadas ante cambios pequeños en la rutina.
En muchos casos, estos síntomas no son verbalizados. Se expresan a través de quejas físicas o cambios en el comportamiento, lo que contribuye a que los mayores de 65 experimentan ansiedad sin recibir el diagnóstico adecuado. Según un estudio publicado en la Revista Española de Geriatría y Gerontología, la prevalencia de trastornos de ansiedad en este grupo puede alcanzar el 20,8 % anual si se usan instrumentos adaptados a su edad.
¿Cómo se diagnostica la ansiedad en mayores de 65 años?
Identificar adecuadamente la ansiedad en mayores requiere herramientas diagnósticas específicas. A diferencia de lo que sucede en adultos jóvenes, los síntomas suelen asociarse erróneamente con el envejecimiento normal o con dolencias físicas.
Para su tratamiento, la psicología propone varias estrategias:
- Evaluación geriátrica integral: permite detectar síntomas psicológicos camuflados tras problemas físicos.
- Terapia cognitivo-conductual adaptada: ayuda a modificar pensamientos distorsionados y desarrollar habilidades de afrontamiento.
- Intervenciones grupales: fomentan la conexión social, reduciendo la sensación de aislamiento.
- Educación emocional: permite identificar señales internas que suelen ser ignoradas o minimizadas por la propia persona.
- Supervisión farmacológica: en casos donde se recetan ansiolíticos, se recomienda un seguimiento riguroso para evitar efectos adversos o dependencia.
El enfoque interdisciplinar que incluye a psicólogos, médicos y trabajadores sociales resulta más eficaz en estos casos. Además, se recomienda evitar la sobremedicación como única respuesta al problema. Según un estudio uruguayo, el uso prolongado de benzodiacepinas, por ejemplo, puede agravar el cuadro en lugar de aliviarlo.