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Lavarse las manos es una actividad cotidiana que desempeña un papel crucial en la prevención de enfermedades infecciosas. Sin embargo, cuando esta práctica se lleva al extremo y se convierte en un comportamiento repetitivo e incontrolable, puede ser síntoma de un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Este trastorno, que afecta aproximadamente al 2% de la población mundial según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se caracteriza por pensamientos intrusivos y conductas repetitivas destinadas a aliviar la ansiedad. En el caso de lavarse las manos de forma compulsiva, la persona puede sentir la necesidad de limpiarse constantemente para evitar una percepción exagerada de contaminación o suciedad.
Aunque este comportamiento podría parecer inofensivo, en realidad puede interferir significativamente con la vida diaria, causando daño físico y emocional. El lavado compulsivo de manos no solo puede desgastar la piel y causar irritaciones o infecciones, sino también llevar al aislamiento social y a dificultades en el ámbito laboral o personal. Las personas que sufren este tipo de compulsiones suelen experimentar un profundo malestar y sienten que no pueden controlar sus acciones, lo que genera un círculo vicioso de ansiedad y alivio temporal. Según un informe del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés), el TOC es un trastorno crónico que requiere atención profesional para su tratamiento. Aunque el lavarse las manos es una conducta que promueve la higiene y la salud, cuando se transforma en una obligación constante y desproporcionada, es importante buscar ayuda para comprender y manejar las causas subyacentes.
Lavarse las manos contantemente: Qué es y cómo se manifiesta
Según la Asociación Española de Psicología clínica y Psicopatología, el trastorno obsesivo-compulsivo es una condición psicológica caracterizada por la presencia de obsesiones, compulsiones o ambas. Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes que generan ansiedad, mientras que las compulsiones son comportamientos repetitivos que se realizan para aliviar ese malestar.
En el caso de este hábito de forma exagerada, la obsesión suele estar relacionada con el miedo a los gérmenes o la contaminación, y la compulsión consiste en lavar las manos repetidamente para neutralizar ese temor.
Esta conducta no solo afecta la salud mental, sino también la física. El lavado excesivo puede provocar sequedad, grietas y dermatitis en la piel. Además, las personas con TOC frecuentemente experimentan vergüenza o estigmatización, lo que puede dificultar que busquen ayuda profesional.
Según un estudio de la Universidad de Cambridge, el TOC está asociado con una hiperactividad en ciertas áreas del cerebro, como el córtex orbitofrontal, lo que explica en parte la dificultad para controlar estos comportamientos.
Factores desencadenantes y riesgos asociados
El TOC puede tener una variedad de causas, incluidas predisposiciones genéticas, desequilibrios químicos en el cerebro y factores ambientales. Situaciones de alto estrés o eventos traumáticos también pueden desencadenar o agravar los síntomas.
Según el Hospital Universitario Bellvitge, durante la pandemia de la Covid-19, por ejemplo, se observó un aumento en los casos de TOC relacionados con la higiene, debido a la atención constante en la limpieza y la prevención de infecciones.
Lavarse compulsivamente las manos, si no se trata, puede tener consecuencias graves. Además de los daños físicos en la piel, puede contribuir a la aparición de otras condiciones como ansiedad generalizada o depresión.
Las personas que padecen TOC también pueden sentir que pierden el control sobre su vida diaria, ya que sus rutinas están dominadas por rituales que ocupan una cantidad significativa de tiempo y energía.
Opciones de tratamiento
El tratamiento del TOC suele incluir una combinación de terapia cognitivo-conductual (TCC) y, en algunos casos, medicamentos. La TCC, particularmente una técnica llamada exposición con prevención de respuesta (EPR), es especialmente efectiva para abordar las compulsiones.
Esta terapia implica exponer gradualmente a la persona a sus miedos sin permitir que realice el comportamiento compulsivo, ayudándola a desarrollar nuevas formas de poder controlar la ansiedad.
En cuanto a los medicamentos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son frecuentemente recetados para aliviar los síntomas del TOC. Además, el apoyo de grupos terapéuticos o de autoayuda puede ser de gran utilidad para las personas que buscan compartir sus experiencias y estrategias para poder controlar esta actividad.
Estrategias de prevención y cuidado personal
Si bien todos podemos sentir la necesidad de lavarse las manos más de lo habitual en ciertas situaciones, como puede ser después de estar en contacto con superficies sucias o durante una temporada de gripe, es importante reconocer cuándo este comportamiento cruza la línea hacia lo obsesivo.
La clave está en la intención y la frecuencia: lavarse las manos se convierte en una respuesta constante y desproporcionada al miedo, más allá de un hábito que todos debemos hacer para reducir bacterias en nuestro cuerpo, es señal de que algo más profundo está ocurriendo.
Debemos saber cuándo pasa esto y entonces pedir ayuda, pues hay profesionales que nos permiten tratar este tema.