Soy psicólogo y las personas más felices de EEUU repiten estas 6 cosas a diario: en España también podemos hacerlo

¿Es posible identificar un patrón entre quienes aseguran sentirse felices? Esto dice una psicóloga estadounidense

Personas más felices

Grupo de amigos felices

Hablar sobre lo que nos hace felices puede convertirse en un tema sumamente subjetivo. Y es que, ante la infinita diversidad de situaciones de vida, existen mil y una formas en las que las personas más felices hallaron eso que tanto buscaron. Aun así, algunas pautas generales parecen repetirse entre quienes aseguran sentirse satisfechos a diario.

Si se busca establecer un patrón de comportamiento entre quienes declaran tener un alto nivel de bienestar emocional, la psicóloga estadounidense Jessica Weiss ha desarrollado una aproximación basada en su experiencia profesional. Con más de 15 años trabajando en el campo de la felicidad, ha identificado y compartido en una entrevista para el medio CNBC una serie de hábitos que se repiten con frecuencia entre las personas más felices.

¿Cuáles son los hábitos que repiten las personas más felices de EE. UU. y que se pueden replicar en España?

Tras analizar de manera sistemática los testimonios de quienes se autodefinen como personas más felices, Weiss identifica seis hábitos clave que pueden ser aplicados en cualquier parte del mundo, incluida España. Estas acciones no requieren recursos especiales, sino un enfoque más consciente sobre cómo se organiza el día a día.

  1. Descansar de forma inteligente: en lugar de asociar el descanso con la inactividad absoluta, las personas más felices alternan esfuerzos. Tras una jornada mentalmente exigente, optan por hacer ejercicio o actividades creativas como pintar, cocinar o escribir. Cambiar el tipo de esfuerzo permite una recuperación más eficaz y un equilibrio más duradero.
  2. Gestionar la energía, no el tiempo: distribuir las tareas según los momentos de mayor o menor energía, es una práctica constante. Este grupo de personas ajusta su día a su ritmo biológico, evitando forzarse cuando la mente o el cuerpo no rinden al máximo. Hacer coincidir tareas exigentes con picos energéticos mejora el rendimiento y reduce el agotamiento.
  3. Establecer límites entre lo laboral y lo personal: dedicar entre dos y cinco horas diarias a actividades no relacionadas con el trabajo forma parte de su rutina. Este tiempo se protege con claridad, permitiendo desconectar y mantener un equilibrio emocional más estable.
  4. Cultivar una red de apoyo confiable: en situaciones difíciles o exigentes, la tendencia no es el aislamiento, sino el contacto con personas de confianza. Compartir lo que ocurre, pedir consejo o simplemente pasar tiempo con otros es parte de la estrategia emocional.
  5. Priorizar la amistad activa: no se trata únicamente de mantener amistades, sino de dedicar tiempo a reforzarlas mediante actividades conjuntas. Hacer algo juntos, aunque sea breve, favorece vínculos duraderos y útiles para el bienestar emocional.
  6. Buscar de forma activa aquello que provoca felicidad: las personas más felices no esperan momentos especiales: los provocan. Puede ser algo tan sencillo como disfrutar una comida sin prisas, pasear al sol o jugar con una mascota. Son pequeños actos que reconfiguran el cerebro para reconocer y repetir lo que genera bienestar.

Relaciones significativas y su influencia en la salud mental

Más allá de las rutinas individuales, la calidad de las interacciones sociales es un factor determinante para explicar los niveles de felicidad. Hay estudios como el ‘Harvard Study of Adult Development‘, un trabajo longitudinal iniciado en 1938, que analiza la vida de cientos de personas a lo largo de más de 80 años. Una de sus conclusiones centrales es que la felicidad y la salud mental están directamente relacionadas con las relaciones personales significativas.

La frecuencia de estas interacciones no es el factor principal. Lo que más impacto tiene es la calidad de los vínculos: sentirse escuchado, comprendido y respaldado. Esto puede aplicarse en cualquier contexto social, incluso con vínculos informales o contactos ocasionales, como una conversación casual con alguien desconocido.

El tiempo compartido en actividades cotidianas (ver una película, cocinar en grupo o simplemente caminar) contribuye a generar conexión emocional. Estos momentos, aunque breves, dejan una huella positiva en el estado anímico y se convierten en recursos psicológicos frente al estrés o la incertidumbre.

El planteamiento de Weiss coincide con otros modelos de bienestar emocional que no dependen de grandes cambios, sino de ajustes sostenidos y realistas. La estructura emocional que construyen las personas más felices está basada en decisiones pequeñas, repetidas a lo largo del tiempo.

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