Soy psicólogo y ésta es la peor frase que puedes decirle a tu pareja: lo revienta todo

Psicología

Soy psicólogo y ésta es la peor frase que puedes decirle a tu pareja: lo revienta todo

En una relación de pareja, hay palabras que pueden construir puentes y otras que abren abismos. No todas las discusiones terminan con gritos, ni todas las rupturas se anuncian con escándalo. A veces, una sola frase, dicha con aparente inocencia, tiene el poder de herir profundamente y dejar una marca duradera. El psicólogo Mark Travers, especialista en relaciones y colaborador de CNBC, ha identificado una de las expresiones más destructivas que pueden surgir en una pareja: «¿Por qué no puedes ser más como [nombre de otra persona]?».

Lejos de ser una sugerencia, esta comparación encierra una crítica demoledora que amenaza la autoestima y la conexión emocional entre dos personas. Travers sostiene que esta frase genera una comparación injusta y dolorosa que sitúa a la persona amada en una posición de inferioridad frente a un ideal externo. En lugar de abordar una necesidad o conflicto de manera constructiva, se recurre a una figura externa para marcar un estándar que la otra persona nunca ha acordado. El mensaje implícito es claro: «No eres suficiente». Esta percepción, cuando se repite o se instala como hábito, puede provocar resentimiento, distanciamiento emocional e incluso la disolución de la relación. Según Travers, este tipo de comparación no es solo tóxica, sino que mina la confianza y daña el sentido de seguridad que debería imperar en cualquier vínculo afectivo.

La peor frase que puedes decirle a tu pareja

Una herida disfrazada de crítica

La frase «¿Por qué no puedes ser más como…?» no solo señala una insatisfacción, sino que introduce a un “tercero” en la dinámica de pareja. Este tercero puede ser un amigo, un ex, un familiar o incluso una figura pública, y funciona como referencia comparativa, como si la pareja tuviera que imitar cualidades ajenas para ser válida. Según Travers, esta forma de comunicar frustración no solo es ineficaz, sino profundamente humillante.

Desde la perspectiva psicológica, se trata de una forma de invalidación emocional. Se deja de ver al otro como un individuo con virtudes y defectos propios, y se le fuerza a competir con una figura idealizada. La Federación Europea de Psicólogos (EFPA) establece que una comunicación sana en la pareja implica expresar las necesidades sin atacar la identidad del otro. Cuando se utiliza la comparación como argumento, se destruye la empatía y se pone en marcha un mecanismo de defensa que acaba generando más distancia que entendimiento.

¿Qué revela esta frase sobre la pareja quien la dice?

El uso habitual de esta comparación puede ser síntoma de una insatisfacción interna que se proyecta hacia la pareja. Según Travers, quienes recurren a este tipo de frases suelen tener dificultades para comunicar lo que necesitan de forma directa o madura. En lugar de decir «me gustaría que fueras más detallista”, se opta por herir con una comparación: “Mi ex siempre me traía flores, tú nunca lo haces».

Este tipo de comportamiento está relacionado con un bajo nivel de inteligencia emocional. Como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), la capacidad de gestionar emociones y comunicarlas con claridad es fundamental para establecer relaciones saludables. Cuando esto falla, aumentan los conflictos y la insatisfacción en la pareja, lo que a menudo deriva en rupturas evitables.

Las consecuencias emocionales de la comparación en la pareja

Quien recibe esta frase puede experimentar una caída de autoestima, sensación de rechazo o la idea de no estar a la altura. Es habitual que aparezcan sentimientos de culpa o incluso un deseo de competir con la persona mencionada en la comparación. Este efecto es especialmente tóxico si se repite con frecuencia o se produce en momentos de vulnerabilidad, como tras una discusión o en medio de una crisis.

Además, cuando uno de los miembros de la pareja se siente constantemente comparado, comienza a retraerse emocionalmente. La comunicación se vuelve defensiva, y es probable que se eviten ciertos temas o que se oculten emociones por miedo a no ser “suficientemente buenos”. Este deterioro silencioso puede culminar en una ruptura inesperada o en una relación funcionalmente rota, en la que ambos siguen juntos pero emocionalmente distantes.

Según Travers, la clave está en cambiar la comparación por la expresión de necesidades. En lugar de decir: «¿Por qué no puedes ser más como mi hermana, que siempre escucha?», se puede reformular como: «Me gustaría que me prestaras más atención cuando hablo de mis preocupaciones». Esta transformación del discurso permite que la otra persona entienda la necesidad sin sentirse atacada ni comparada.

Además, es fundamental validar las emociones del otro. Las frases que comienzan con “yo siento” o “yo necesito” son mucho más efectivas que las que acusan o reprochan. La empatía, la escucha activa y el respeto mutuo deben ser la base de toda conversación en pareja.

 

 

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