Si expresas tu amor a los demás, te sentirás más querido: no lo dice la Biblia, sino un estudio psicológico

Expresar amor con frecuencia aumenta la sensación de ser querido, según un estudio psicológico de la Universidad de Pensilvania

Amor, psicología, comportamiento

Dos personas muy alegres.

En una época en la que el bienestar emocional ocupa un lugar central en nuestras vidas, los caminos hacia una existencia más plena y conectada siguen revelando sorpresas.

Según una investigación difundida por agencia SINC, la psicología ha identificado una clave sencilla pero poderosa: sentirse profundamente querido no depende tanto de cuánto amor se recibe, sino de cuánto se expresa de forma auténtica en el día a día.

Expresar amor frecuentemente aumenta la sensación de ser querido, según un estudio psicológico

Un equipo de la Universidad de Pensilvania, liderado por la psicóloga Lindy Williams, ha confirmado lo que muchos intuyen pero pocos practican: expresar el amor con regularidad (a través de gestos sencillos como escuchar, abrazar o decir palabras amables) incrementa la sensación de ser querido.

El estudio, publicado en la revista científica PLOS One, desafía la creencia de que la felicidad depende de cuánto afecto se recibe. Esta dinámica, explicada a través del concepto de «resonancia de positividad», indica que el afecto no sólo fluye de una persona a otra, sino que crea un efecto dominó emocional que impacta directamente en quien lo ofrece.

Según Williams, estas muestras cotidianas de cariño generan un ecosistema emocional donde la persona se percibe a sí misma como valiosa y conectada.

Cómo expresar afecto fortalece la autoestima y el bienestar personal

Durante el estudio, 52 participantes fueron monitoreados durante cuatro semanas y se les pidió que reportaran, 6 veces al día, cómo se sentían en términos afectivos en una escala de 0 a 100. Los datos mostraron una tendencia clara: quienes más demostraban amor eran, sistemáticamente, quienes se sentían más queridos.

Sin embargo, el fenómeno no operaba de la misma forma en sentido contrario. Es decir, recibir muestras de afecto no garantizaba que la persona respondiera con igual nivel de cariño. De hecho, la percepción de sentirse amado tenía un efecto más duradero (de hasta 8 horas), mientras que el impulso de expresar amor tendía a diluirse en apenas 2.

Este desequilibrio sugiere que el amor sentido deja una huella más estable que el amor expresado, lo que podría estar relacionado con factores como la autoestima, la percepción de pertenencia o la validación emocional.

El amor como habilidad emocional que se puede aprender y practicar

El estudio aporta un enfoque práctico: expresar amor no es una reacción espontánea, sino una habilidad interpersonal que puede desarrollarse. Al practicar gestos de afecto con mayor conciencia, se activa un ciclo positivo que beneficia tanto al emisor como al receptor.

Además, quienes se sentían más queridos tendían a evaluarse como más felices y satisfechos con sus vidas, lo que refuerza la idea de que el amor (cuando se da sinceramente) tiene un impacto directo en el bienestar general.

Por otro lado, no se encontraron diferencias de género significativas en esta muestra, pero otras investigaciones han señalado que las mujeres suelen estar más atentas a sus expresiones afectivas, lo que podría favorecer su percepción de ser queridas. Williams también resalta la influencia de los factores culturales, ya que cada sociedad entiende y manifiesta el amor de manera distinta.

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