Ni manías ni rabietas: los expertos dicen que si tu hijo hace esto en casa, es señal de que necesita ir al psicólogo

Criar a un hijo es la tarea más gratificante posible, pero también está lleno de dificultades. Es habitual que los padres tengan dudas al gestionar ciertos comportamientos en casa. ¿Pero cuándo podemos detectar que un niño necesita ir al psicólogo?

El desarrollo tardío es uno de los signos más preocupantes que, según los expertos, indican que un niño necesita ayuda psicológica. Lejos de ser manías o simples rabietas, cuando un niño no supera las etapas de socialización al mismo ritmo que sus compañeros es el momento de consultar con un profesional.

La figura del psicólogo infantil puede ayudar a cortar el problema de raíz y de forma natural y evitar que el desarrollo tardío genere futuros traumas a lo largo del crecimiento del hijo.

La señal para llevar a tu hijo al psicólogo, según los expertos

El desarrollo en la infancia abarca muchos ámbitos distintos: habilidades sociales, lenguaje, motricidad, gestión emocional, autonomía… En ocasiones, este desarrollo se convierte en algo abrumador para un niño y el pequeño comienza a no alcanzar los hitos esperados para su edad.

Podemos hablar de desarrollo tardío, por ejemplo, cuando un niño tarda demasiado en aprender a caminar, o no se comunica con los demás niños, o no es capaz de coordinar bien su cuerpo al moverse.

Esto puede deberse a múltiples factores: desde un retraso madurativo leve a un trastorno del neurodesarrollo como el TDAH o el trastorno del espectro autista (TEA).

Cuanto antes se interpreten las posibles señales, más eficaz y rápida será la intervención. Si tu hijo no habla, evita el contacto visual o muestra una rigidez extrema en sus rutinas, es momento de acudir al psicólogo, como indican los expertos de Psicoimagina.

Otras señales que indican que tu hijo necesita ayuda psicológica

El desarrollo tardío es uno de los signos más visibles para saber que un niño necesita ayuda de un psicólogo infantil, pero hay otros comportamientos que también son alarmantes.

Por ejemplo, los comportamientos regresivos son uno de los factores que deben encender la señal de alerta en los padres. Se producen cuando un niño pierde habilidades previamente adquiridas: vuelve a mojar la cama, pierde el habla, etc.

La tristeza persistente, los lloros muy recurrentes y las manifestaciones de ansiedad sin causa aparente son otros de los comportamientos que pueden evidenciar que un niño necesita ir al psicólogo.

¿Qué puede aportar un psicólogo infantil a la educación de los niños?

La intervención de un psicólogo en la infancia tiene un enfoque preventivo: cuando antes se detecten las señales, menos probabilidades habrá de que los problemas persistan en el desarrollo del niño.

No hay nada mejor que la figura de un profesional para atajar de manera orgánica una limitación infantil. Además, el psicólogo no sólo diagnostica posibles problemas, sino que también ofrece estrategias personalizadas para los padres.

Educar a un hijo es la tarea más gratificante y complicada. Por eso, los padres deben entender que no están solos y que pedir ayuda no sólo puede ser beneficioso para el niño, sino también para adquirir como padres las herramientas adecuadas para acompañarlo mejor.