A los 60, la rutina cambia drásticamente. Lo que antes era una agenda apretada, entre reuniones, tareas urgentes y madrugones, da paso a una vida más tranquila. A veces, demasiado. El sofá y la tele acaban siendo los compañeros de cada tarde, y los días empiezan a parecer todos iguales.
Justo ahí es cuando no hay que acomodarse. Es el momento de romper con la rutina, de moverse, de hacer algo que de verdad active cuerpo y cabeza. Y hay una actividad social que cumple con todo eso. No, no es ir al cine ni apuntarse a clases de baile. Es algo distinto. Algo que sirve para ayudar a otros y, al mismo tiempo, reconecta contigo mismo.
Esta es la mejor actividad social que hace sentir útiles a los mayores de 60 años
La mejor actividad que hace sentir útiles a los mayores de 60, a la vez que los mantiene activos, es el voluntariado. Participar en actividades solidarias no es sólo una forma de ocupar el tiempo libre. Es una manera real de seguir en movimiento, física y mentalmente. Colaborar con causas sociales activa la mente, mantiene el cuerpo en marcha y, además, alimenta algo que escasea en la vejez: el sentido de propósito.
El voluntariado no sólo ayuda a otros, sino que también ayuda a quien lo practica. Al ofrecer compañía a una persona sola, al enseñar a leer a un adulto que no tuvo esa oportunidad, o simplemente al escuchar con atención, algo se desbloquea por dentro. Se activan zonas del cerebro vinculadas al placer, al bienestar, a la conexión emocional. El estrés baja, la autoestima sube.
Quienes hacen voluntariado con regularidad presentan menos riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, mejoran su agilidad mental y fortalecen sus relaciones sociales. Se sienten más vivos, más presentes.
Qué tipos de voluntariado puedes hacer a partir de los 60 años
En España, hay decenas de iniciativas pensadas para mayores que quieren seguir aportando. No hace falta tener experiencia previa ni moverse de tu ciudad. Aunque, si lo prefieres, también puedes colaborar en proyectos internacionales.
Hay opciones para todos los gustos y perfiles:
- Acompañamiento a otras personas mayores: Visitar residencias, leer en voz alta, conversar, y compartir.
- Educación y apoyo escolar: Dar clases de alfabetización, informática básica o idiomas. También puedes ayudar a niños con deberes o participar como cuentacuentos en colegios.
- Talleres culturales o artísticos: Pintura, música, costura, teatro… lo que sepas hacer, puedes enseñarlo o compartirlo en centros sociales o culturales.
- Voluntariado intergeneracional: Existen programas que conectan a personas mayores con familias jóvenes o niños. Ser abuelo o abuela adoptivo es una de las opciones más bonitas y enriquecedoras.
- Voluntariado ambiental: Plantar árboles, mantener jardines comunitarios, ayudar en la limpieza de playas o parques. Una forma práctica de cuidar el entorno y hacer ejercicio al mismo tiempo.
- Apoyo emocional o sanitario: Puedes colaborar como acompañante en hospitales o participar en líneas telefónicas de apoyo para personas que viven solas.
Cada una de estas acciones suma, cambia vidas. Y muchas veces, la que más cambia es la de quien la realiza.