A los 60 años el ritmo de vida suele ralentizarse. La jubilación obliga a que las charlas con colegas se reduzcan, ya no hay tanta interacción con los amigos de siempre y, ahora, se sale más con la familia y los nietos.
Es por eso que en ese momento la soledad, la tristeza, incluso la depresión, suelen llamar a la puerta. Y hay que estar atentos para cerrársela. Esto no es una cuestión ligera, pues impacta de lleno en la forma de vivir, en el ánimo, y en el cuerpo.
Frente a esto, hay pasatiempos y actividades que surgen como un escape. Una en particular tiene algo que la vuelve ideal para mejorar el ánimo, mantenerse activo y volver a sentirse parte de algo más grande.
La mejor actividad para reconectar a partir de los 60 años
La mejor opción para evitar el aislamiento y activar cuerpo y mente después de los 60 no está en los bailes ni en los clubes de lectura. Los expertos coinciden en que hacer visitas guiadas, incluso dentro de la propia ciudad, es una alternativa poderosa, accesible y profundamente efectiva.
Diversos estudios y programas, como Museum on Prescription y Espazos +60, coinciden en que las visitas guiadas, incluso dentro de la propia ciudad, son una alternativa poderosa.
No hace falta subirse a un avión ni gastar en excursiones costosas. Basta con salir, caminar un rato, escuchar a alguien que cuente bien una historia y mirar con atención lo que solemos pasar por alto. Algunos van con sus hijos o hermanos, otros prefieren ir solos y ver qué pasa. En el camino, siempre hay alguien con quien charlar. A veces hasta se termina armando un grupo que después repite plan.
Lo que tiene de bueno este tipo de salidas es que mueven el cuerpo sin exigir demasiado: se camina tranquilo, se para a mirar, se escucha. Además, se activa la memoria, se despierta la curiosidad, y (aunque suene simple) se rompe con la rutina.
Muchos recorridos están pensados para personas mayores. Al final se adaptan los tiempos, se eligen lugares accesibles, los guías van a otro ritmo, sin apuros ni competencias. Y lo que parece un simple paseo, termina dejando esa sensación agradable de haber hecho algo distinto.
¿Por qué es bueno que los adultos mayores salgan de casa?
Salir al menos una vez por semana a una actividad como esta tiene efectos concretos en el bienestar. Ayuda a mejorar el equilibrio físico, fortalece huesos y músculos, previene caídas. Pero también alivia la ansiedad, reduce el estrés y combate ese ruido mental que muchas veces se instala en la rutina.
Anímicamente, reencontrarse con otros en un entorno compartido, aunque sea por un rato, ayuda a reconstruir vínculos, a sentirse útil, a tener algo para contar. Y en muchos casos, eso es justo lo que se necesita para cortar con la sensación de estar al margen.
La ciudad no se termina cuando uno deja de trabajar. Al contrario. Está llena de historias esperando a ser escuchadas, sólo hay que dar el primer paso.