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En más de 15 años de entrevistas, la autora Margot Machol Bisnow del canal norteamericano CNBC y quien escribió «Raising an Entrepreneur«, recopiló experiencias de padres cuyos hijos lograron un gran éxito en la vida adulta. Aunque satisfechos con los logros de sus hijos, muchos de estos padres admiten que hay aspectos clave que habrían deseado conocer antes.
Estas revelaciones no implican arrepentimientos, sino aprendizajes que podrían haber cambiado la forma en que abordaron la crianza de sus propios hijos.
4 cosas que quisieran haber sabido los padres sobre el éxito
A través de cientos de entrevistas realizadas a lo largo de más de una década, Bisnow identificó patrones comunes en la forma en que estos padres criaron a sus hijos, hoy adultos exitosos en distintos ámbitos.
Aunque valoran los resultados, reconocen que algunos enfoques podrían haber reducido preocupaciones innecesarias o ayudado a fortalecer habilidades clave. A continuación, se exponen las cuatro lecciones principales que estos padres compartirían consigo mismos si pudieran retroceder en el tiempo.
1. No terminar la universidad, no es el fin del mundo
Durante años, la obtención de un título universitario fue vista como la única vía hacia el éxito profesional. Sin embargo, muchos padres descubrieron que no era indispensable. Por ejemplo, Matt Mullenweg, fundador de WordPress, abandonó la universidad para enfocarse en su proyecto, que más tarde se convirtió en Automattic, una empresa tecnológica de alcance global.
Otro caso es el de Thomas Vu, quien dejó la universidad para trabajar en la industria de los videojuegos, llegando a producir el exitoso League of Legends y la serie Arcane. Sus padres temían que estas decisiones comprometerían su futuro, pero con el tiempo, se dieron cuenta de que las habilidades, la dedicación y el compromiso fueron más importantes que un título universitario.
2. Las pasiones no son distracciones
Muchos padres subestimaron inicialmente el impacto de las pasiones de sus hijos. Por ejemplo, Jon Chu, reconocido director de cine, mostró desde niño un interés especial por contar historias y hacer películas. A pesar de las preocupaciones iniciales de sus padres, su inclinación creativa le llevó a dirigir grandes éxitos como Wicked.
Otros casos demuestran que actividades aparentemente ajenas a lo académico pueden aportar habilidades fundamentales. Eric Ryan, fundador de varias marcas exitosas, pasó gran parte de su infancia navegando. Aunque nunca se convirtió en un deportista profesional, desarrolló valores como la perseverancia y la confianza, esenciales para su carrera empresarial.
Estos padres aprendieron que apoyar las pasiones de sus hijos no solo alimenta su felicidad, sino que también puede ser clave para un futuro profesional sólido.
3. Hablar de dinero es crucial
La educación financiera es otro aspecto que muchos padres desearían haber abordado con más transparencia. Aunque inculcaron a sus hijos el valor del esfuerzo, muchos admitieron no haber incluido a sus hijos en conversaciones sobre las decisiones económicas familiares.
Por ejemplo, algunos hubieran querido involucrar a sus hijos en la compra de bienes importantes, como un coche, explicándoles opciones como alquilar o comprar, así como los costes asociados. Otros lamentaron no haber alentado a sus hijos a abrir cuentas bancarias o gestionar tarjetas de crédito desde jóvenes.
Involucrar a los niños en temas económicos, según estos padres, habría sido una herramienta esencial para prepararles mejor para la independencia financiera y los desafíos empresariales.
4. Celebrar los fracasos tanto como los éxitos
Aunque muchos padres se esforzaron por no castigar a sus hijos ante los fracasos, reconocieron que habrían hecho aún más por normalizar y celebrar estas experiencias.
El aprendizaje obtenido de los fracasos resultó ser clave en el desarrollo de los hijos, más que los éxitos inmediatos. Comprender que los errores son parte del proceso de aprendizaje ayuda a construir una mentalidad resiliente y orientada al crecimiento.
Un mantra que resume esta idea es el de la tenista Billie Jean King: «No es un fracaso, es retroalimentación». Así, muchos de los entrevistados adoptaron esta perspectiva y reconocieron que el apoyo constante les permitió a sus hijos asumir riesgos necesarios para alcanzar la innovación.