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Seguro que hace bien poco hemos tenido una discusión, y hemos gritado. Es algo basta te común: pues las personas gritan cuando se enfadan. Hay razones que explican este hecho, según la psicología, siendo una forma de conocer tu personalidad para prevenir conflictos en un futuro. Si bien es necesario y terapéutico manifestarse cuando uno se siente molesto, es clave reconocer las consecuencias que pueden tener en nuestro organismo y mente, y en especial con los demás: familia, relaciones en el trabajo y en nuestros amigos.
Según la Clínica Mayo, las personas que gritan cuando se enfadan tienen un mayor riesgo de presentar una serie de dificultades y complicaciones físicas y vinculares. Una son los problemas en las relaciones a causa de peleas verbales o el maltrato físico. Este tipo de acciones pueden llevar a problemas en las relaciones, divorcios y estrés familiar. También se generan complicaciones a partir del enfado como la pérdida del trabajo, accidentes, problemas con el dinero o dificultades legales. «Los gritos y el enfado pueden ocasionar trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad», afirman los profesionales. A su vez, es frecuente que tengan lugar complicaciones con el consumo de alcohol y drogas. A nivel físico, son más comunes los casos de presión arterial alta, diabetes, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, úlceras y dolor constante. A su vez, se presentan algunas veces lesiones.
Las razones por las que las personas gritan cuando se enfadan
La web El poder de la positividad indica que es habitual que las personas expresen sus emociones gritando y es una de las formas más intensas de hacerlo. Las razones pueden ir desde que están felices, tristes o asustadas.
«Un grito suele ser la primera reacción que tiene una persona. Si bien todos lo hacen, la mayoría de las personas no saben por qué gritan ni qué significa», dicen.
Los expertos consideran necesario entender entonces por qué gritamos cuando nos enfadamos ya que esto indica nuestras emociones. Por lo tanto, es una señal que puede alertarte de un peligro, una amenaza e incluso de excitación.
«Los gritos son una herramienta de comunicación y es posible que notes que cuando una persona grita, otras también empiezan a hacerlo», agregan.
Cómo afrontar un acontecimiento traumático
Uno de los motivos que explican por qué las personas gritan cuando se enfadan es cuando alguien tiene problemas para afrontar una situación y grita para liberar sus emociones. El grito para afrontar dicho momento suele ocurrir en situaciones inesperadas y devastadoras como recibir una mala noticia por sorpresa. De esa manera, la primera reacción es dejar salir el dolor repentino que se siente.
Sensación de pérdida de control
En ocasiones, muchas personas se sienten abrumadas por pensamientos, sentimientos y emociones negativas de perder el control. Al experimentar estos momentos, es frecuente que busquen otras sensaciones para tener que tomar el control.
«El que pierde el control recurre al grito porque es algo que puede controlar: el volumen de su grito, la potencia y cómo se siente. El control de su reacción le aporta un poco de consuelo», explican los expertos.
La imitación de un comportamiento aprendido
El desarrollo familia dentro de un entorno con gritos frecuentes tiene más probabilidades de generar repeticiones en los comportamientos de las personas. Cuando hay un conflicto, se recurre al grito como forma de lidiar con la situación.
¿Qué es el enfado?
La Universidad Nacional Autónoma de México afirma que hablamos de una reacción que tiene el sistema nervioso central para manifestarse, estar en contra, evadir algún tipo de molestia y obtener algún beneficio.
Según Eduardo Calixto González, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, llevado a cabo adecuadamente nos hace competitivos y resulta benéfico.
A su vez, el profesional menciona que un enfado libera noradrenalina (hormona que aumenta la presión arterial y el ritmo cardíaco) y dopamina, generándose una disminución de los niveles de serotonina y vasopresina.
Consecuencias de quienes gritan cuando se enfadan
El enfado es un cambio neuroquímico que ocurre de inmediato. «Prácticamente se anula la parte más lógica y congruente del cerebro para incrementar la actividad cardiovascular y respiratoria», advierte González.
El miembro de la UNAM aclara que es normal enfadarse durante 30 o 40 minutos y resulta bueno porque nos vuelve competitivos. Sin embargo, advierte que cuando dura más de cuatro horas se vuelve algo patológico y nocivo para el cerebro.
«En enfado ofrece un incremento de los niveles séricos de cortisol, una hormona relacionada con el estrés, y el cambio de glucosa a nivel plasmático», comenta el experto. También añade que el cortisol buscará adaptarnos bajo ciertas condiciones y enfadarse es una respuesta funcional del sistema nervioso central.
Cómo controlar el enfado
Según la web, Somos Inteligencia Emocional, podemos hacer varias cosas para gestionar este enfado continuo.
Mi estado de ánimo: detectar cómo estoy y ver si hay alguna otra emoción además del enfado que está en mi interior será interesante para ver si estoy en el mejor momento para tratar este tema o quizás necesite tiempo o algo más para afrontarlo. Trabajar y tener un diario emocional puede ayudarte a conocer tus emociones.
Si el enfado es con alguien (y no con algo o con una situación), necesitamos encontrar el valor para hablar con esa persona y expresar nuestro enfado de forma constructiva.
Necesidad de buscar una situación adecuada para hablar con esa persona (esperar a que termine la reunión de trabajo, llamar para quedar esa persona y tú, esperar a que se vaya la gente para estar solo con mi pareja, etc.). Lo mejor es hablar este tema a solas, de lo contrario corremos el riesgo de que haya otras personas que puedan influenciarlo o que nuestra persona se apoye de ellos para quitarle importancia o para increparnos que somos exagerados.
Ser asertivo: es importante saber decir las cosas de forma constructiva estableciendo nuestros límites al mismo tiempo que no sobrepasamos los del interlocutor.
Hay técnicas para intentar no gritar a la hora de enfadarse, desde contar hasta 10 hasta reflejar una situación pausada del conflicto.