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En una época donde los dispositivos electrónicos acaparan la atención infantil y los libros parecen la opción más educativa, existe otro pasatiempo, sin pantallas ni reglas complejas, que fortalece el intelecto de los más pequeños.
Esta actividad, a menudo pasa desapercibida, pero puede transformar la forma en que los niños piensan, sienten y se comunican. ¿Quieres saber cuál es?
El pasatiempo fundamental para el desarrollo intelectual de los niños
El diario compartido entre padres e hijos, más allá de las apps educativas y los métodos de enseñanza tradicionales, es el pasatiempo ideal para los más pequeños. Éste consiste en escribir turnándose en un cuaderno, expresando emociones, pensamientos o anécdotas cotidianas.
Según expertos en desarrollo infantil, esta práctica favorece la introspección, refuerza el vínculo afectivo y permite ejercitar la escritura de manera libre y significativa. Esta forma de comunicación escrita ayuda a los niños a ordenar sus ideas, ampliar su vocabulario y adquirir habilidades narrativas.
Además, se convierte en un espacio seguro para expresar aquello que no se atreven a decir en voz alta. Para los padres, ofrece una vía directa y empática para comprender el mundo interno de sus hijos y compartir el propio. Los especialistas sugieren que el intercambio emocional es clave para fortalecer el apego y fomentar la confianza mutua.
Otras actividades que potencia la creatividad y la inteligencia infantil
Más allá del diario compartido, el juego desestructurado también ocupa un lugar destacado en el desarrollo infantil. Este tipo de actividades, sin instrucciones ni metas fijas, permite a los niños explorar a través de la creatividad. Al disfrazarse, manipular objetos cotidianos o simplemente inventar historias, desarrollan su autonomía, sus habilidades sociales y su pensamiento crítico.
La doctora en psicología de la Universidad de Columbia, Laura Markham, explica a Business Insider que este tipo de juego es «realmente importante para que los niños aprendan la autorregulación y cómo manejar el conflicto«.
Los juegos con agua, además de resultar atractivos y relajantes, enseñan a los niños conceptos matemáticos como el volumen y la comparación de cantidades. Llenar, vaciar y trasvasar líquidos estimula la motricidad fina así como la lógica y la concentración. Según declaraciones recogidas por Clarín, la psicóloga Mónica Rodríguez afirma que «jugar con agua contribuye al desarrollo saludable, estimula el desarrollo físico, los vuelve más sociables y ayuda a minimizar los conflictos».
Por otro lado, el arte en todas sus formas (pintura, escultura con plastilina o dibujo libre) activa zonas cerebrales ligadas a la expresión emocional. La expresión artística es clave para desarrollar una inteligencia más integra, ya que conecta las emociones con el razonamiento.
Estos juegos son clave para el aprendizaje y la salud emocional de los más pequeños
Los juegos de mesa en familia proponen un espacio de interacción real. Fomentan la cooperación, el respeto por las reglas, el pensamiento estratégico y la valoración del esfuerzo propio y ajeno. Por otro lado, enseñan a gestionar la frustración cuando se pierde y a disfrutar del proceso más que del resultado.
Por último, el contacto con la naturaleza sigue siendo insustituible. Actividades al aire libre como plantar, observar aves o simplemente caminar en un parque contribuyen al equilibrio emocional, disminuyen el estrés y fortalecen la atención.