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Cuando estamos de pie, ya sea esperando o simplemente en reposo, es normal adoptar una postura sin pensar demasiado en ella. Es un gesto automático, algo que hacemos sin darnos cuenta, pero que revela mucho sobre nuestra personalidad. ¿Qué es lo que más demuestra? Nuestra relación con los demás.
Los tests de personalidad han ganado popularidad porque nos permiten explorar aspectos ocultos de nuestra forma de ser. Hay pruebas que analizan desde la forma de los dientes hasta las líneas de la mano. No son una ciencia exacta, pero sí una herramienta interesante para la introspección.
¿Cómo pones tus brazos al esperar?
Fíjate en cuál de estas tres posturas sueles adoptar sin darte cuenta y encuentra el significado detrás de tu gesto. No pienses demasiado.
1. Te agarras la muñeca
Si al estar de pie sueles sujetarte la muñeca con la otra mano, tienes una personalidad confiada. Eres alguien con facilidad para liderar y disfrutas guiando a los demás. Tienes un don para la resolución de problemas y la gente suele acudir a ti en busca de consejo. Además, posees una gran capacidad para enseñar, lo que te convierte en un referente en tu entorno.
Por otro lado, tu confianza en ti mismo no significa que seas inflexible. Sabes escuchar y valorar diferentes puntos de vista, lo que te permite ser una persona empática y respetada. Tu liderazgo no es impositivo, sino que se basa en la inspiración y en el ejemplo que das a los demás.
2. Entrelazas las manos detrás de la espalda
Si tu postura natural es colocar las manos entrelazadas detrás de la espalda, eres una persona sociable. Disfrutas la compañía de los demás y prefieres la franqueza antes que las excusas o las medias verdades. La transparencia es un valor fundamental para ti y te frustran las mentiras o la falta de claridad en las relaciones.
Tu círculo social es importante en tu vida, ya que te sientes más cómodo cuando puedes compartir experiencias con otros. Tiendes a ser directo en tus opiniones y aprecias cuando los demás hacen lo mismo contigo. Aunque disfrutas de la compañía, también valoras tu independencia y te aseguras de rodearte de personas que respetan tu autenticidad.
3. Te agarras el brazo contrario
Si acostumbras a sujetarte un brazo con la otra mano, eres una persona con un carisma natural. No te interesa hablar mal de los demás ni alimentar rivalidades. Prefieres centrarte en lo positivo y valorar las cualidades de quienes te rodean. Esta actitud te ha ganado el respeto y la admiración de muchas personas, ya que inspiras confianza y generosidad.
Además, eres alguien que no suele dejarse llevar por la envidia o los celos. Tu forma de ver la vida te permite enfocarte en tus propios logros sin compararte con los demás. La gente que te conoce sabe que puede contar contigo, ya que eres leal y siempre estás dispuesto a apoyar sin esperar nada a cambio.
Así que la próxima vez que te encuentres esperando en algún lugar, presta atención a la forma en que colocas tus brazos. Tal vez descubras algo nuevo sobre ti mismo y sobre la forma en que te relacionas con los demás.