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Cuando uno viaja en coche, no es extraño que uno de los pasajeros (sobre todo en trayectos largos o en vías complicadas) empiece a dar indicaciones al conductor. Y vaya que es molesto cuando el conductor es uno mismo. Desde señalar direcciones hasta advertencias sobre el tráfico, estas intervenciones pueden resultar frecuentes y, en ocasiones, reiterativas. Aunque algunas personas lo hacen de forma puntual, otras adoptan esta actitud como algo constante.
Este comportamiento fue objeto de análisis en estudios de psicología del comportamiento y de las relaciones interpersonales. Los especialistas han planteado distintas explicaciones que van más allá de lo evidente. Los motivos pueden variar según la personalidad, las experiencias previas o incluso el vínculo con quien conduce.
¿Por qué hay personas que acostumbran a darles indicaciones al conductor cuando van en un coche?
Uno de los motivos más frecuentes por los que una persona da indicaciones al conductor es la necesidad de control. Según varios estudios de psicología cognitiva, cuando una persona no está al mando del vehículo, pero sí está expuesta al mismo riesgo que el conductor, su cerebro intenta compensar esa falta de control a través de pequeñas acciones que simulan tomar parte en la conducción.
Esta conducta también puede relacionarse con el concepto de locus de control, que define si una persona interpreta que los eventos de su vida dependen de sus propias acciones o de factores externos. Quienes tienen un locus de control interno tienden a involucrarse más en situaciones que no dominan, como puede ser un trayecto en coche en el que no llevan el volante.
Lo que puede resultar más molesto aún, es que las indicaciones al conductor suelen intensificarse cuando el trayecto implica tráfico denso, carreteras desconocidas o condiciones meteorológicas adversas. Y es que en algunos casos, quien da indicaciones no confía completamente en la pericia del conductor, lo que genera una mayor necesidad de supervisar el trayecto.
Dicho esto, no se trata únicamente de una cuestión racional: también intervienen emociones como la ansiedad o el miedo.
¿Indicar constantemente al conductor es una costumbre heredada?
El entorno familiar también influye en la tendencia a dar indicaciones al conductor. Muchas personas reproducen conductas que han observado durante años en su círculo cercano. Por ejemplo, si en casa uno de los progenitores siempre corregía o guiaba al otro al conducir, es probable que ese patrón se repita en la adultez.
También puede estar ligado a roles no explícitos dentro del grupo. En algunos casos, una persona asume la función de guía o de ‘responsable’ del trayecto aunque no esté conduciendo. Esto puede responder a:
- Costumbres adquiridas por ser quien suele planificar rutas o conocer mejor la zona.
- Dinámicas de pareja en las que uno tiende a tomar decisiones, incluso en aspectos como la conducción.
- Situaciones anteriores en las que una indicación evitó un error o un accidente, reforzando así el hábito.
- En estos escenarios, las indicaciones al conductor se vuelven parte de una rutina no necesariamente consciente.
Desde la psicología social, se plantea que dar indicaciones al conductor puede cumplir una función comunicativa y de pertenencia. Al intervenir en el proceso de conducción, el acompañante se mantiene activo en la situación compartida y no se siente excluido. De este modo, puede percibir que aporta valor, lo que refuerza su autoestima dentro del grupo.
Este tipo de intervención también puede evitar silencios incómodos, especialmente en trayectos largos. Comentar sobre el tráfico, las salidas de la autovía o los coches que se cruzan puede servir como excusa para mantener el diálogo o romper la monotonía del viaje.
Otro punto relevante es el contexto cultural. En algunos entornos, se valora positivamente que los pasajeros colaboren activamente con el conductor, mientras que en otros se considera una falta de respeto. Las normas no escritas que rigen la interacción dentro del coche también marcan cómo se perciben estas conductas.
No siempre se trata de corregir, sino de proteger
Aunque en algunos casos dar indicaciones al conductor puede percibirse como una crítica velada, también puede esconder una intención protectora. Esta conducta aparece con frecuencia en personas que han experimentado situaciones de riesgo en carretera, lo que les ha dejado una mayor sensibilidad ante posibles peligros.
También es común entre padres, madres o personas que cuidan de otros. En este contexto, las indicaciones funcionan como una forma de cuidado, aunque no siempre resulten útiles ni bien recibidas por quien conduce.
Cabe destacar que este hábito puede generar tensiones si no se gestiona adecuadamente. En especial, cuando quien conduce lo interpreta como una desconfianza constante o una invasión de su espacio. En ese sentido, la comunicación entre conductor y acompañante resulta clave para evitar malentendidos o discusiones.