Contenido
- 0.1 Si hablas más de lo normal cuando llevas a alguien en coche, es por esto: lo dice la psicología
- 0.2 Si sufres oniomanía y estás comprando todo el rato es por esto, según la psicología
- 0.3 Test de personalidad: si te sientas con las rodillas separadas, podrías ser más egocéntrico de lo que piensas
- 1 Por qué nos molesta el silencio cuando estamos acompañados, según la psicología
- 2 Cómo afecta nuestra inseguridad a que tengamos miedo a los silencios incómodos
Hay gente que habla hasta cuando está sola, pero seguro que esto también te ha pasado a ti: has sentido una extraña incomodidad cuando estabas con una persona y de repente se ha hecho el silencio. Puede parecerte raro, pero la psicología lo ha explicado.
Aunque dé la sensación de ser algo trivial o que sólo está relacionado con la falta de confianza con tu interlocutor, el significado es más profundo. La incapacidad para tolerar el silencio delante de otras personas tiene una explicación psicológica clara. En la mayoría de los casos no tiene que ver con la calidad de la conversación, sino con lo que ocurre en tu mente.
El miedo a que nos juzguen, querer ser validados y nuestras propias inseguridades son los motivos más comunes que ha encontrado la psicología.
Por qué nos molesta el silencio cuando estamos acompañados, según la psicología
Uno de los principales motivos por los que no nos sentimos cómodos estando en silencio con otra persona, especialmente en encuentros sociales o en citas, lo podemos encontrar en nuestro cerebro.
La psicología explica que la mente está buscando constantemente señales que confirmen que resultamos agradables al resto. Es nuestra forma de percibir que la conversación fluye y que somos socialmente aceptados.
Cuando se produce el silencio esta validación desaparece. Por ello el cerebro tiende a interpretar la falta de conversación con desinterés, aburrimiento o rechazo. Si estamos con alguien con quien tenemos confianza no es tan notorio, ya que no tenemos tanta necesidad de validación.
Este fenómeno hace que percibamos el silencio como una amenaza, lo que produce cierto estado de ansiedad y que intentemos rellenar el silencio con frases vacías o comentarios irrelevantes. Lo curioso es los nervios pueden jugar una mala pasada y ser peor el remedio que la enfermedad.
En ese sentido el miedo juega un papel fundamental. El famoso silencio incómodo no es otra cosa que el temor a parecer poco interesante, amargado o aburrido, lo que nos lleva a forzar la conversación.
De hecho, desde la psicología social han destacado que otra consecuencia es que algunas personas interpretar el silencio como una pérdida del control de la situación. Mientras ellos hablan tienen el mando, incluso si es poco importante.
Cómo afecta nuestra inseguridad a que tengamos miedo a los silencios incómodos
Cuando nos cruzamos con personas con las que no hay la suficiente confianza, todos tenemos miedo a esos silencios incómodos, pero hay diferentes formas de afrontarlo. Ahí es donde entran en juego las inseguridades de cada uno.
Quienes tienen poca confianza desarrollan una mayor tendencia a ponerse en lo peor y llenan esos silencios con pensamientos negativos: «¿Le estoy cayendo mal?», «¿Le aburro?», «¿He dicho algo que le ha molestado?». Esas dudas se repiten con fuerza en la cabeza y pueden llegar a ser paralizantes.
Lo que hay que hacer es no perder el foco y ser conscientes de que son las inseguridades de uno mismo proyectadas.
A eso hay que sumarle la enorme presión social que sufrimos por culpa de las redes sociales y otros factores, que dan la imagen de que hay que estar constantemente haciendo cosas y siendo interesantes.