Estás sentado, tal vez tomando un café o disfrutando de un buen libro. Y es entonces cuando ves a un conocido acercarse. ¿Qué haces? ¿Te levantas a saludarlo o sigues en tu lugar?
Puede que hayas pasado por este momento muchísimas veces, o que te haya ocurrido al revés. Sin embargo, según la psicología, esta decisión no sólo responde a un tema de comodidad, sino que está relacionada con otros factores que probablemente nunca habías considerado.
El significado de saludar sentado, según los psicólogos
Hay acciones tan mecánicas que nunca nos paramos a pensar en cómo las hacemos: firmar, cómo nos sentamos, cómo hablamos, y claro, cómo saludamos. Un saludo puede ser un apretón de manos, un abrazo largo o un simple ‘hola’ de lejos, pero más allá de lo que decimos, el comportamiento que aplicamos cuenta mucho sobre la relación que tenemos con la otra persona.
Según la psicología, cuando decidimos quedarnos sentados para saludar a alguien, podemos transmitir una sensación de reserva o incluso de desinterés. Aunque esto no es siempre intencional, puede llegar a ser interpretado de manera negativa la mayoría veces (especialmente en situaciones formales).
Este comportamiento refleja una actitud inconsciente de dominancia o subordinación. Por ejemplo, si eres una persona con más autoridad o estatus, el gesto de quedarte sentado al saludar puede interpretarse como una forma de mostrar superioridad.
Puede que no lo hagas con esa intención, pero al no levantarte, estás indicando que no necesitas poner tanto esfuerzo en la interacción. Por otro lado, si quien saluda es de menor rango, mantenerse sentado podría verse como una forma de no incomodar.
Ya sea que tu lugar sea el de no ponerte de pie, o si te ha pasado en algún momento, la realidad es que tú o la otra persona no tienen la energía para levantarse y cumplir con este gesto tan común.
El contraste está en quienes se levantan al saludar. Este gesto, más que simple educación, es una señal de respeto. Al ponerse de pie, se refleja que la persona está comprometida con la interacción y que valora la importancia de la otra persona. Este pequeño gesto ayuda a crear una conexión inmediata.
La influencia del lenguaje corporal
El lenguaje corporal suele hablar mucho más que nosotros, ya que nuestros gestos y posturas son capaces de reflejar cómo nos sentimos y qué pensamos. La importancia de la comunicación no verbal ha sido respaldada por estudios como los de Charles Darwin, quien en 1872 demostró que las expresiones no verbales son universales y más confiables que las palabras.
Asimismo, en investigaciones posteriores, el Dr. Albert Mehrabian, autor de Silent Messages, halló que sólo el 7% de un mensaje se transmite a través de las palabras, el 38% se comunica mediante elementos vocales y el 55% restante se expresa mediante gestos, expresiones faciales y postura.
Esto muestra lo crucial que es ser conscientes de lo que nuestro cuerpo comunica. Aunque las palabras importan, el lenguaje corporal tiene un peso mucho mayor en cómo nos entienden los demás, así que vale la pena estar atentos.