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Envejecer dentro del entorno familiar no siempre garantiza el bienestar emocional. Para muchas personas mayores, la convivencia con sus hijos adultos puede derivar en sentimientos de incomodidad e incluso de inutilidad.
Esta percepción, profundamente dolorosa, tiene raíces psicológicas y sociales que explican por qué tantos mayores llegan a pensar que ‘sobran’ en la casa de sus hijos. ¿Quieres conocer los motivos?
Por qué las personas mayores se sienten una carga en casa de sus hijos
A medida que se envejece, el cuerpo y la mente atraviesan cambios que alteran la rutina y la identidad personal. En el caso de los mayores de 70 años, uno de los principales detonantes del sentimiento de estorbo es la pérdida de utilidad percibida. Durante numerosas décadas, han sido los pilares activos en sus familias. Al dejar de trabajar o al necesitar ayuda para realizar actividades básicas, sienten que sobran.
La falta de independencia también juega un papel crucial. Necesitar ayuda para moverse, medicarse o simplemente vestirse puede generar una sensación de invasión de la intimidad, además de dependencia. Como explica Psicólogo de Mayores, esta pérdida progresiva de autonomía les genera frustración y una autoestima más vulnerable.
Por otro lado, los problemas de salud propios de la edad (como dolencias crónicas, deterioro de la movilidad o enfermedades neurodegenerativas) aumentan la necesidad de cuidados continuos. Esto, unido a la percepción de que sus hijos deben reorganizar sus vidas para atenderlos, hace que muchas personas mayores sientan que están complicando la dinámica familiar.
Cómo afecta la soledad emocional a los mayores que conviven con sus hijos
Vivir acompañado no garantiza sentirse incluido. Muchos mayores conviven con sus hijos pero se sienten emocionalmente desconectados. La rutina, el trabajo y la vida acelerada de los adultos dejan poco espacio para la conversación o la escucha activa con sus padres. Esto refuerza la percepción de que su presencia es irrelevante.
Cuando la comunicación se reduce a temas como la medicación, las comidas o las citas médicas, los mayores pueden sentirse solos aunque estén acompañados, un estado especialmente doloroso. Este aislamiento emocional, según los expertos en psicogerontología, es uno de los factores más influyentes en el desarrollo de trastornos como la depresión o la ansiedad en la tercera edad.
Qué se puede hacer para que los mayores no se sientan estorbos en su hogar
Aunque estas emociones son frecuentes en las personas mayores, existen estrategias que pueden mejorar su calidad de vida. Éstas son algunas de las más destacadas:
- Fomentar la participación activa en la vida familiar, desde tareas sencillas hasta decisiones cotidianas.
- Valorar su experiencia y conocimientos, haciendo espacio para que compartan historias o consejos.
- Buscar actividades adecuadas a su estado físico y mental, que estimulen tanto el cuerpo como la mente.
- Establecer rutinas de interacción emocional, como conversaciones profundas o paseos familiares.
El apoyo psicológico y terapéutico también resulta clave. Los profesionales especializados en envejecimiento, como los psicogerontólogos, pueden acompañar tanto a las personas mayores como a sus familias en este proceso de adaptación y comprensión.
Entender por qué los mayores se sienten así ayuda a combatir este sufrimiento y promueve una convivencia más justa y empática para todos los miembros del hogar.