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Hay cambios en la función cognitiva que llegan con la edad. No hay pastilla que los frene, sino que van apareciendo al olvidar un nombre, al buscar una palabra que parece estar en la punta de la lengua y no sale, o al pensar más despacio que antes.
No obstante, eso no significa que haya que resignarse a pasar los días en el sofá viendo películas. Hay opciones que pueden marcar la diferencia. Actividades que casi nadie menciona, pero que pueden transformar el día a día. Una de ellas, sorprendentemente, no tiene que ver con sopas de letras ni con sudokus.
Este es el pasatiempo que ayuda a mejorar la salud cognitiva en mayores de 65
Se llama robótica educativa, y aunque suene a cosa de niños o ingenieros, es muy beneficiosa para los mayores de 65. A través de la robótica y el enfoque STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), se activan varias áreas del cerebro a la vez. Y esa estimulación múltiple es justo lo que hace falta cuando la agilidad mental empieza a caer.
No se trata sólo de sentarse frente a un ordenador. Es un pasatiempo completo: hay que montar piezas, programar, resolver problemas, colaborar con otros. Y a veces hay que equivocarse para aprender, lo cual es parte del encanto. No se trata de hacerlo perfecto, sino de disfrutar el proceso y mantener la mente despierta todo el rato.
Cada vez más centros para mayores y asociaciones están incluyendo talleres donde los participantes diseñan pequeños robots, aprenden nociones básicas de programación y se enfrentan a retos adaptados a sus capacidades. Lo mejor es que no hace falta tener conocimientos previos, basta con tener curiosidad.
¿Cuáles son los beneficios de este pasatiempo?
Los efectos se notan pronto. La actividad física leve que implica manipular componentes ayuda a la coordinación y la movilidad fina. Pero donde más impacto tiene es en la mente: mejora la memoria, la concentración y la rapidez mental. También fortalece la autoestima, porque lograr que un robot funcione (por simple que sea) produce una satisfacción real y tangible.
Además, tiene un componente social muy potente. Muchos mayores encuentran en estos talleres una excusa para salir de casa, compartir un proyecto con otros, reírse y sentirse parte de algo. La robótica se convierte en una excusa para conectar.
También se está usando con éxito en terapias para personas con deterioro cognitivo leve, e incluso con quienes padecen enfermedades como el Alzheimer. El enfoque activo, creativo y desafiante de la robótica ofrece una alternativa real frente al sedentarismo mental.
Un beneficio adicional y clave es que este tipo de actividades integran elementos de la educación STEAM. Esto permite que los adultos mayores desarrollen habilidades de pensamiento crítico, creatividad y resolución de problemas, además de familiarizarse con tecnologías que les ayudan a mantenerse conectados, activos y seguros.
Aprender a manejar dispositivos, comprender procesos tecnológicos o crear proyectos sencillos también mejora su autonomía, les da herramientas prácticas para la vida cotidiana y contribuye a una mejor calidad de vida.
Ejemplos de herramientas de robótica que se pueden utilizar en el día a día
Existen kits de robótica especialmente diseñados para quienes se inician desde cero. Algunos incluyen piezas grandes, fáciles de manipular, pensadas para personas con menor destreza manual. Otros se centran en la programación con bloques visuales, que permiten dar instrucciones sin escribir código.
Hay robots que responden a la voz o al tacto, como Paro, una foca robótica que transmite calma y conexión emocional. También existen asistentes como ElliQ, capaces de recordar la toma de medicamentos, proponer paseos o simplemente conversar.