Contenido
A veces puedes creer que tu hijo va a ser un renacuajo encantador toda su vida, pero conforme la temida adolescencia se acerca es más común que empiecen a pedir salir de noche y a lanzarte frases lapidarias. Por ejemplo, «Todo el mundo va y a mí no me dejas ir», cuando rechazas que haga un plan.
Puede que como padre te preocupe estar siendo demasiado protector, que le cueste relacionarse por no tener el mismo ritmo de vida que sus compañeros o que no participar en las actividades sociales haga que acaben aislándolo.
Sin embargo, en la mayoría de los casos puedes quedarte tranquilo como padre. Si tu hijo te ha echado en cara esa frase, lo más probable es que lo estés haciendo bien. Aunque esos peligros son reales, saber poner límites es todavía más importante.
Por qué esta frase es una demostración de que lo haces bien como padre
A veces hay a padres que se les olvida que un hijo necesita normas por mucho que proteste o que pueda generar una discusión en casa. Establecer unos límites claros es la mejor forma de educar y que el niño sea una persona de provecho en el futuro.
Poner límites no es ser un padre autoritario, es ser responsable. Significa enseñarles que no siempre pueden tener o hacer lo que quieren, y que hay razones detrás de cada decisión. Esto va a ayudarles a gestionar la frustración.
Sin darse cuenta están reconociendo que en su casa se rigen por unas normas que hay que respetar. Y eso, aunque no lo entienda en el momento, es muy positivo. Los límites bien explicados dan seguridad, refuerzan el vínculo entre padres e hijos y fomentan sus valores.
Cómo reaccionar si tu hijo dice que todos sus amigos pueden ir a un sitio y tú no le dejas
Quizás lo primero que te nazca es repetirles una frase que tu madre ya te decía: «¿Si todos tus amigos se tirasen por un puente tú también lo harías?» No va a servirte de nada y, en la preadolescencia, lo más probable es que no te gustase la respuesta.
En lugar de enfadarse o acabar cediendo por agotamiento, lo ideal es mantener la calma y explicar con firmeza por qué se ha tomado esa decisión. «Porque lo digo yo» no es una contestación válida, aunque sea quien manda.
¿No puede ir a esa fiesta? ¿No es el momento de tener un móvil? ¿No quieres que pase tantas horas frente a una pantalla? Sea cual sea el motivo, es importante explicarlo.
Es normal que el niño se enfade, que proteste e incluso que llore. Pero si se mantiene el límite con cariño y consistencia, ese niño sabrá que sus padres lo están protegiendo, incluso aunque no le guste en ese momento.
Por qué es importante que pongas límites como padre en la educación de tu hijo
Hay pediatras que opinan que los castigos son inútiles en la educación de los niños, pero una crianza con límites es importante para que aprendan a gestionar sus emociones y la frustración.
Estos pequeños detalles son los que le van a enseñar a convivir y a prepararse para un mundo en el que no todo se puede tener ni hacer.
Educar con límites es dar herramientas para la vida adulta. Quizás tu hijo todavía no lo sepa, pero en el fondo esta frase es una prueba de que en tu casa has sabido tener unas normas claras y que hay alguien que piensa en su bienestar.