Ni sudokus ni sopas de letras: el pasatiempo que expertos recomiendan a mayores de 70 contra el declive cognitivo

Esta actividad puede estimular la memoria de trabajo y mejorar la agilidad mental

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Mujer sonriendo.

El declive cognitivo puede manifestarse en olvidos más frecuentes, una mente más lenta, dificultades para concentrarse, sensación de que todo resulta más complicado e incluso desorientación, aunque se trate de un camino de toda la vida. A los 70 años, esto es habitual, pues viene incluido en el equipaje de la edad.

Ante esta realidad no hay una pastilla mágica que lo solucione, sino que la respuesta está en actuar de manera constante por medio de actividades que hagan la diferencia. No es lo mismo ver una película en el sofá que buscar un pasatiempo retador, y en este caso no se trata de sudokus ni de sopas de letras.

Este es el pasatiempo que ayuda a mantener la mente despierta después de los 70

El mejor pasatiempo que puede ayudar a frenar ese desgaste mental es hacer laberintos. Ese juego que todo el mundo ha hecho al menos una vez de niño es crucial en la tercera edad, y no sólo porque requiere concentración, sino porque obliga al cerebro a mantenerse activo.

Resolver un laberinto no es tan simple como seguir líneas, sino que implica tomar decisiones, planificar un camino, corregir errores sin perderse en ellos. Es una pequeña batalla estratégica que se libra en el papel y que, sin que uno se dé cuenta, fortalece funciones ejecutivas esenciales.

Los beneficios de este ejercicio son numerosos. Puede mejorar la memoria operativa, estimular el pensamiento lógico y fortalecer la capacidad de adaptarse a nuevas rutas cuando las anteriores no funcionan. Además, ayuda a mantener la atención sostenida.

Un estudio publicado en la revista MDPI revisó diversas evaluaciones neuropsicológicas de la orientación espacial en personas mayores, y destacó la importancia de las tareas espaciales (como los laberintos o ejercicios de navegación) en la evaluación y mejora de funciones cognitivas como la memoria, la atención y la velocidad de procesamiento.

Asimismo, mejora la coordinación visomotora, algo tan básico como que la mano siga lo que los ojos y el cerebro están planificando. Y para quienes tienen problemas de impulsividad o se frustran con facilidad, es un entrenamiento perfecto, pues avanzar en un laberinto exige paciencia.

Para los que buscan algo más que entretenimiento, esta es una opción ideal que activa la mente, entretiene y, a la vez, ofrece la satisfacción de un reto superado.

¿Por qué hacer laberintos es un pasatiempo que marca la diferencia a los 70 años?

La razón de que sea tan positivo es que activa varias partes del cerebro a la vez. El prefrontal entra en juego para planificar, el sistema visual trabaja interpretando el trazado y el hipocampo (clave en la memoria espacial) se enciende cada vez que decidimos si girar o retroceder.

Ayuda a mantener esa agilidad mental que, con la edad, empieza a oxidarse si no se usa. Es fácil de practicar, no requiere tecnología ni grandes recursos. Y además fomenta algo más importante que parece menor: la constancia.

La cuestión es intentar hacer uno al día, sin prisas, como un espacio de relajación. Los resultados pueden ser muy sorprendentes y vale la pena cuando se trata de conservar algo tan esencial como la lucidez.

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