Ni leche caliente ni infusiones: este es el único hábito que necesitas para dormir bien

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Establecer hábitos es importante no sólo para nuestra salud física sino también mental. Aplicar una vida organizada y cuidadosa, que requiera de rutinas de entrenamiento, descanso y alimentación, pueden ser posibles con un día a día organizado y planificado. La ciencia establece cuál es el hábito que necesitas para dormir bien y así cumplir con todos los objetivos necesarios para estar más sano. Ingerir determinadas comidas en un momento del día definido, hacer deporte en otro, evitar algunas actividades antes de dormir sin dudas son hábitos que nos ayudan a mejorar nuestra nutrición, el descanso y así cuidar nuestra salud mental y física.

Un reciente estudio científico denominado Los efectos de la actividad física sobre la arquitectura del sueño y el estado de ánimo en entornos naturalistas dio a conocer que «la actividad física y el sueño explican una variación única en el estado de ánimo de una persona, lo que sugiere que estos efectos son al menos parcialmente independientes». Para ello, se les solicitó a 82 personas que recopilar diariamente mediciones de actividad física, sueño y estados de ánimo, y gracias a ello se pudo corroborar que la actividad física, ya sea de baja intensidad o de alta, produce un mejor sueño y una sensación de bienestar, gracias a la reducción del estrés y la significativa mejoría en el descanso. Se hace indispensable romper con el hábito del sedentarismo, que sólo produce malestar; y comenzar a incorporar paulatinamente una rutina de ejercicio, para que esto ayude no sólo a sentirse mejor físicamente, sino también aportar a la salud mental.

El único hábito que necesitas para dormir bien

El descanso puede verse afectado por cientos de factores: el estrés del trabajo, el sedentarismo, la mala alimentación, malos hábitos a la hora de ir a dormir; lo que puede impactar de lleno en la salud física y mental.

Recurrir a determinados hábitos que contribuyan a un mejor descanso: por ejemplo, es importante una hidratación adecuada y alimentación variada y saludable, ya que así el cuerpo pueda hacer los procesos metabólicos necesarios sin consumir demasiada energía (es decir, evitar la ingesta de ultraprocesados y fritos, por ejemplo), y a su vez, pueda alcanzar el punto de relajación necesario para conciliar el sueño y dormir.

Otro de los hábitos que debes incorporar a diario es la realización de ejercicio físico. Si bien lo ideal es que sea por la tarde noche, (nunca minutos antes de irse a dormir, según los expertos) para que ayude a mejorar la calidad del sueño, lo fundamental es que al menos se realice algún tipo de actividad física para ayudar a reducir los niveles de estrés, contribuir a los procesos metabólicos; pero fundamentalmente a sentir cansancio y relajación que requieran que luego de una ducha, puedas acostarte a dormir sin mayores complicaciones para conciliar el sueño.

Finalmente, evitar la exposición a pantallas y sonidos demasiado fuertes ayudará, sin dudas, a que tengas un mejor descanso. Generalmente, se aconseja dejar de ver pantallas (móviles o televisores, entre otros dispositivos) al menos media hora antes de irse a dormir; y cambiarlas por un libro, o la realización de una meditación que ayude a relajarse y respirar profundamente.

¿Qué hábitos tenemos españoles a la hora de ir a dormir?

Según la Sociedad Española de Neurología, que declaró al 17 de marzo como el día Mundial del Sueño, determinó que «el 48% de la población adulta española y el 25% de la población infantil no tiene un sueño de calidad».

Además, subrayó que «al menos un 50% de la población tiene problemas para conciliar el sueño y un 32% se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador»; lo que demuestra a las claras que es necesario trabajar sobre los hábitos del día a día para poder mejorar este índice.

La Dra. Ana Fernández Arcos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN), explicó que el sueño influye en otros aspectos más silenciosos del día a día, como por ejemplo la memoria, la salud cerebral y el aprendizaje.

Por esta razón debemos entonces modificar aquellas costumbres que no nos permiten tener un buen descanso, como por ejemplo, evitar que las siestas superen los 30 minutos, y que el ambiente donde vamos a dormir tenga un clima relajado, a oscuras y sin ruidos molestos que puedan irrumpir en medio del descanso.

Todos estos factores influirán no sólo a la hora de conciliar el sueño, sino también de poder conseguir un descanso de calidad y el tiempo necesario para que el cuerpo recupere energías adecuadamente para poder rendir bien al siguiente día.

 

 

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