Ni castigos ni premios: el hábito de los padres que hace a los niños más inteligentes, según un estudio psicológico

Ese pequeño cambio puede marcar la diferencia entre un niño que se frustra al fallar y otro que entiende que equivocarse es parte del aprendizaje

Padres, niño, educación

Recreación de un niño con sus padres.

La inteligencia de un niño depende de muchos factores: la herencia familiar, el entorno, la nutrición… y, sobre todo, la crianza. El papel de los padres no es sólo importante: también es determinante.

No es lo mismo crecer con presión por rendir que con apoyo para aprender. Y gracias al Estudio de Jóvenes con Talento Matemático (SMPY por sus siglas en inglés), desarrollado en la Universidad Johns Hopkins, hoy sabemos qué hacen diferente los padres de los niños más brillantes.

Esto es lo que hacen los padres de los niños más inteligentes

El estudio reunió a más de 5.000 niños con un coeficiente intelectual muy superior a la media. A partir de ese seguimiento, Julian Stanley y su equipo no sólo identificaron patrones comunes en su desarrollo, sino también estrategias prácticas que cualquier padre puede aplicar. Una de las más efectivas es sencilla, pero poderosa: alabar el esfuerzo, no la habilidad.

El SMPY reveló que los niños que recibían reconocimiento por su empeño (y no por lo «listos» que eran) desarrollaban una mentalidad más resistente y flexible. Aprendían a insistir, a equivocarse sin miedo y a ver el progreso como un camino, no como una meta inmediata.

En vez de decir «¡Qué inteligente eres!», conviene usar frases como «Te has esforzado mucho en resolverlo» o «Has pensado una buena manera de afrontarlo». El cambio es sutil, pero importante: desplaza el foco de la capacidad innata al trabajo consciente, y eso refuerza la confianza real.

Este tipo de enfoque no sólo mejora los resultados en el colegio. También hace que los niños se sientan más seguros para probar, fallar, aprender y seguir. Y eso, a largo plazo, es más valioso que cualquier nota.

Cómo criar niños inteligentes sin presionarlos

Cambiar la forma de elogiar puede parecer un detalle menor, pero tiene un impacto real. Frases como «Me encanta cómo has mezclado los colores» o «Has mejorado mucho desde la última vez» ayudan al niño a centrarse en su evolución. También conviene hacer preguntas abiertas: «¿Qué hiciste diferente esta vez?», «¿Cómo se te ocurrió esa idea?»

Lo importante no es premiar ni castigar, sino acompañar con atención, con estímulo y con palabras que refuercen el proceso, no el resultado.

Así es el estudio que ha revelado cómo criar a los niños más inteligentes

El Estudio Matemático de Jóvenes Precoces (SMPY), impulsado por Julian Stanley desde la Universidad Johns Hopkins, no fue un experimento más. Empezó en 1968 con un caso extraordinario: Joseph Bates, un niño de 12 años que dominaba la programación y se aburría en clase. A partir de ese encuentro, Stanley puso en marcha un seguimiento que cambiaría la forma de entender el talento infantil.

Durante más de cuatro décadas, el SMPY estudió a más de 5.000 niños con altas capacidades. Entre ellos, aparecen nombres como Mark Zuckerberg, Lady Gaga o Sergey Brin. Sin embargo, el objetivo del estudio no era simplemente identificar a los más brillantes, sino entender qué factores favorecen que esa inteligencia se desarrolle.

Y lo que descubrieron fue contundente: estimular la capacidad cognitiva desde edades tempranas influye más en los logros a largo plazo que la práctica intensiva o el entorno social.

Gracias a estos datos, se han diseñado programas de aceleración educativa, se han adaptado los métodos de enseñanza al ritmo de cada niño y, sobre todo, se ha roto con la idea de que la inteligencia es un rasgo fijo.

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