Ni bailar ni ir al cine: la actividad socialrecomendada para que los mayores de 60 mantengan el cerebro activo

Este pasatiempo puede hacer más por la salud mental que muchos métodos modernos que prometen resultados rápidos

Juego de mesa, actividad social

Recreación de tres personas jugando un juego de mesa.

Pasan los años y con ellos el cuerpo lo va sintiendo. Se pierde fuerza, la masa muscular se reduce, las rodillas crujen más de la cuenta y la agilidad ya no es la misma. Pero hay un desgaste que no se nota, sino que se percibe en pequeños olvidos, en despistes tontos o en esa sensación de que cuesta más concentrarse.

Eso ocurre porque el cerebro también envejece. Lo bueno es que no hay que resignarse. Existen actividades sencillas, incluso divertidas, que pueden ayudar a frenar ese deterioro. Y hay una, en concreto, que sigue siendo popular, económica, y sin embargo muchos todavía no la han incorporado en su rutina diaria.

Esta es la actividad que los mayores deben practicar para mantener el cerebro activo

No es ninguna novedad, pero sí una de las mejores herramientas que existen para mantener la mente despierta: los juegos de mesa. Desde un ajedrez hasta una partida de dominó o una ronda de Scrabble, estos pasatiempos no son sólo entretenimiento. Tal y como afirman numerosos expertos y centros especializados en cuidados de mayores, este tipo de juegos son una forma directa de activar la memoria, reforzar la atención, trabajar el lenguaje y mejorar la concentración.

Además, no lo hacen en solitario. Reúnen a personas, promueven la conversación, el contacto, la risa. Esa parte social tiene tanto peso como la cognitiva. Compartir una partida con alguien conocido o con un grupo en un centro de día ayuda a romper la rutina, combatir la soledad y sentirse parte de algo. Y eso, a ciertas edades, cuenta más de lo que parece.

Cómo ayudan los juegos de mesa a mantener la mente en forma a los 60 años

Cada tipo de juego estimula algo distinto. El ajedrez, por ejemplo, entrena la estrategia, la paciencia y la memoria operativa. Las damas o el parchís, aunque más sencillos, también obligan a planificar y anticiparse.

En juegos como Rummikub, se mezclan matemáticas, lógica y pensamiento rápido. Y con el Scrabble o Código Secreto se trabaja el vocabulario, la creatividad y la agilidad verbal.

Jugar también implica mover fichas, barajar cartas, colocar piezas. Estos pequeños gestos ayudan a mantener activa la motricidad fina y la coordinación mano-ojo. Nada que requiera un esfuerzo excesivo, pero sí lo justo para mantenerse en forma sin darse cuenta.

Lo ideal es incorporar estas partidas como parte de la rutina. Tener un espacio fijo, invitar a amigos, alternar entre juegos clásicos y otros más modernos como Dixit o Carcassonne. Por ejemplo, jugar una o dos veces por semana ya puede marcar la diferencia: ayuda a mantener la mente activa, rompe la monotonía y se convierte en un plan social que muchos esperan con ganas.

No hace falta ser un experto, ni jugar para ganar. Basta con sentarse a la mesa y dejar que la partida fluya. Porque lo que de verdad importa no es el resultado, sino todo lo que pasa mientras uno piensa, decide, recuerda, conversa y se divierte.

La mente no se puede dejar de lado, y una de las formas más eficaces (y a la vez más agradables) de cuidarla a partir de los 60 años es jugando.

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