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- 1 Educación para llegar a la inteligencia emocional
La educación emocional en los niños es un aspecto fundamental para su desarrollo y crecimiento. No solo les ayuda a comprender y manejar sus emociones, sino que también les proporciona herramientas para enfrentarse a las dificultades de la vida y mejorar sus relaciones interpersonales. Una correcta educación emocional puede sentar las bases de una autoestima sólida, una mayor empatía y habilidades sociales adecuadas. Para lograr esto, los padres, maestros y cuidadores juegan un papel clave en la enseñanza y control de las emociones para llegar a una alta inteligencia emocional.
La Universidad Europea define a la educación emocional como «un proceso pedagógico que potencia la esfera afectiva junto con las habilidades cognitivas para promover un desarrollo integral de la personalidad. Se centra en mejorar el conocimiento y la gestión emocional para afrontar los desafíos diarios y mejorar el bienestar. Esta educación está estrechamente relacionada con la inteligencia emocional. Por lo tanto, un objetivo clave de la educación emocional es desarrollar esta capacidad». Este proceso no solo se enfoca en las emociones en sí, sino que está estrechamente ligada a la crianza y las formas en que los adultos educan a los niños. Para lograr una educación emocional efectiva, es necesario implementar diversas prácticas que fomenten la expresión emocional saludable. Una de ellas es la educación inteligente, que promueve la empatía y la escucha activa. También es fundamental enseñarles un vocabulario emocional adecuado, que les permita identificar y expresar lo que sienten. Todas estas prácticas contribuyen a un desarrollo emocional saludable, donde los niños pueden aprender a gestionar sus emociones y a desarrollar vínculos saludables. Aquí te presentamos una serie de estrategias efectivas para fomentar una educación emocional positiva y saludable en los niños.
Educación para llegar a la inteligencia emocional
La crianza emocionalmente inteligente implica ayudar a los niños a reconocer y regular sus emociones desde una edad temprana. Esto se logra a través de un enfoque de acompañamiento respetuoso, en lugar de la imposición de reglas o castigos.
Reem Raouda, coach certificada en crianza consciente, cuenta cómo actuaba en la crianza de sus hijos: «yo gritaba, me enfadaba con facilidad y estaba llena de ansiedad. No sabía que solo estaba creando mi propio caos y una profunda desconexión con mi hijo. Estaba causando resistencia, resentimiento, rebelión y una enorme tensión en nuestra relación».
La coach resalta la importancia de brindarles a los padres las habilidades que nunca nos enseñaron para que puedan tener una relación más profunda y auténtica con sus hijos. Deben ser modelos de cómo gestionar las emociones de manera saludable, ya que los niños aprenden principalmente por imitación.
Prácticas recomendadas
Escuchar activamente
Prestar atención a lo que el niño expresa. Esto fomenta la confianza y les ayuda a sentirse validados emocionalmente. Y con esto llegaremos a la inteligencia emocional.
Validación emocional
Asegúrese de que el niño sepa que sus emociones son legítimas, incluso si no están de acuerdo con su comportamiento.
La comunicación de las emociones
Hablar abiertamente sobre las emociones en un ambiente positivo es crucial para que los niños aprendan a nombrarlas y a comprenderlas. Al ofrecerles un vocabulario emocional a los niños, se les proporcionan las herramientas necesarias para poder expresar lo que sienten de manera precisa y efectiva.
Prácticas recomendadas
Uso del vocabulario emocional
Reconocer palabras como alegría, tristeza, ansiedad, o sorpresa les permite identificar lo que están sintiendo y a reconocer que las emociones son normales.
Crear espacios para hablar de emociones
Durante las rutinas diarias, como la hora del cuento o la cena, fomentar la conversación sobre lo que los niños sintieron durante el día. Esto puede incluir preguntas como, ¿qué fue lo más divertido que te pasó hoy? o ¿cómo te sentiste cuando eso sucedió?
Enseñar la inteligencia emocional
La Asociación para la Formación, el Ocio y el Empleo explica que la gestión emocional se refiere a la habilidad de reconocer, comprender y regular nuestras propias emociones de manera efectiva.
Una parte importante es el autoconocimiento emocional. Esto implica tener la capacidad de identificar y etiquetar las emociones, así como comprender qué las desencadena y cómo afectan. La regulación emocional implica ser capaz de manejar y controlar las respuestas ante situaciones difíciles o estresantes.
Prácticas recomendadas
- Fomentar la autorreflexión: ayudar a los niños a detenerse y reflexionar sobre lo que están sintiendo y por qué.
- Proponer soluciones a los problemas emocionales: en este caso, en lugar de solo tratar de calmar a un niño, es útil también ayudarlo a pensar en estrategias para manejar su frustración o tristeza.
- Crianza positiva y límites: aunque se intenta desarrollar la validación y comprensión de las emociones, también es esencial enseñar a los niños a poder construir y controlar aquellas situaciones en las que no todo será agradable o como ellos desean.
- Los límites claros y coherentes son fundamentales para enseñarles respeto por sí mismos y por los demás.
Prácticas a realizar
Establecer límites claros: asegúrese de que los niños comprendan las reglas y expectativas del hogar o del aula. Si bien es importante validar sus emociones, también deben aprender a comportarse adecuadamente y a respetar los límites.
Refuerzo positivo: elogiar el esfuerzo y la conducta apropiada, como cuando un niño resuelve un conflicto, refuerza el aprendizaje emocional.
Fomentar la empatía: el Instituto Europeo de Educación define a la empatía como la capacidad de percibir, compartir y comprender lo que otra persona puede sentir.
Es una habilidad emocional clave que ayuda a los niños a entender y respetar los sentimientos de los demás. A medida que los niños crecen, es fundamental que aprendan a ponerse en el lugar de los demás y que llevará a la inteligencia emocional.
Qué hacer en este aspecto
- Juegos de roles: aquellos juegos de roles o actividades en las que los niños imiten a otros pueden ayudarles a experimentar situaciones emocionales desde diferentes perspectivas.
- Leer libros sobre emociones y relaciones: en este caso, realizar esta actividad puede ser útiles para discutir situaciones que impliquen la empatía.
Como vemos, son cosas que los niños con alta inteligencia emocional copiarán estas cosas de sus padres especialmente cuando esto se fomenta desde la infancia.