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Los propios pediatras han hablado sobre lo que nunca debes hacer si tu hijo tiene un berrinche, pero es importante que conozcamos los trucos efectivos para calmarle una rabieta en poco tiempo. Sobre todo para que aprendan a gestionar sus emociones.
Más allá de cuestiones básicas como respirar hondo, intentar razonar, ofrecer alternativas o, en casos extremos, simplemente esperar a que pase la tormenta, hay una frase de sólo dos palabras que puede ser muy útil.
Por increíble que parezca, hablamos de preguntarle «¿Puedes dibujármelo?». Quizás te parezca una tontería, pero está demostrado que es una herramienta útil para que los niños canalicen sus emociones cuando todavía no son capaces de expresarlas con palabras.
La frase efectiva para calmar la rabieta de tu hijo en segundos
La clave de la frase «¿Puedes dibujármelo?» es que ofrece al niño una vía de expresión alternativa justo en el momento en que su cerebro está demasiado saturado para comunicarse verbalmente.
Durante una rabieta, los menores entran en un estado de tensión emocional en el que les resulta difícil procesar instrucciones complejas o responder a preguntas tradicionales como «¿qué te pasa?» o «¿por qué lloras?».
Pedirle que dibuje lo que siente activa una parte distinta de su pensamiento: no exige vocabulario, no requiere que explique nada con coherencia y, sobre todo, desvía la atención del conflicto hacia una tarea concreta que puede controlar.
Dibujar, garabatear o simplemente hacer trazos libres permite que el niño externalice su ansiedad sin necesidad de razonar, algo especialmente útil entre los dos y los siete años, cuando las palabras todavía no alcanzan a describir emociones intensas.
Esta técnica no es un truco psicológico sofisticado ni una moda viral, sino una herramienta elemental basada en algo muy simple: para muchos niños, el dibujo es un lenguaje. Cuando se sienten desbordados, pintar se convierte en una forma de hablar sin hablar.
Por qué los expertos recomiendan dibujar para calmar las rabietas
Aunque en España apenas se utiliza esta estrategia en la crianza cotidiana, sí está extendida en ámbitos educativos y terapéuticos de países anglosajones, donde se emplea como apoyo para la gestión emocional. Su utilidad radica en lo siguiente.
- Reduce la intensidad de la rabieta, ya que obliga al niño a centrar su atención en una acción manual repetitiva.
- Permite expresar emociones complejas cuando todavía no han aprendido a verbalizarlas.
- Ayuda al adulto a comprender lo que ocurre porque muchos niños representan en el papel aquello que no pueden decir.
- Favorece la autorregulación, ya que el menor siente que tiene el control de algo en un momento en el que todo le resulta frustrante.
No se trata de pedir un dibujo bonito ni detallado; basta con ofrecer papel y lápiz y repetir la frase: «¿Puedes dibujármelo?». A partir de ahí, la respuesta suele ser sorprendentemente rápida.
Cómo aplicar esta frase en casa y evitar un berrinche en segundos
En España, esta estrategia no se ha popularizado porque culturalmente damos más peso al lenguaje y a la explicación racional del conflicto. Sin embargo, en plena rabieta, el niño no puede razonar y necesita una vía de escape antes de poder hablar.
Para ponerla en práctica basta con entregar un folio o cuaderno sin dar más instrucciones, repetir la frase con calma y acompañar sin intervenir. Deja que el niño garabatee.
No todos los niños son iguales, y algunos consejos funcionarán mejor en unos casos u otros. Por ello, es importante saber cuáles son los trucos que recomiendan los psicólogos para evitar rabietas.
