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Durante años, madrugar ha sido asociado con éxito, productividad y buena salud. Refranes como “a quien madruga, Dios le ayuda” han reforzado esta creencia en numerosas culturas. Sin embargo, los psicólogos y expertos en salud han comenzado a cuestionar esta idea, apoyándose en datos que desmienten la supuesta superioridad de los madrugadores.
Un reciente estudio, llevado a cabo por un equipo de investigadores británicos, analiza los efectos fisiológicos y psicológicos de madrugar. Los resultados podrían cambiar radicalmente la forma en que percibimos los hábitos matutinos y cómo influyen en nuestro cuerpo y mente.
¿Cómo impacta en el estrés el hecho de madrugar?
El estudio, desarrollado en la Universidad de Westminster (Reino Unido), evaluó los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés, en 42 participantes. A estos se les tomaron muestras de saliva cada ocho horas durante dos días. Los resultados mostraron que aquellos que se despertaron entre las 5:22 y las 7:21 horas presentaban niveles significativamente más altos de cortisol en comparación con quienes se levantaban más tarde.
El cortisol, conocido como la “hormona del estrés”, es fundamental en la respuesta del cuerpo a situaciones demandantes. Sin embargo, niveles elevados de esta hormona durante largos periodos pueden contribuir a problemas como:
- Dolor de cabeza.
- Dolores musculares.
- Resfriados frecuentes.
- Cambios en el estado de ánimo, como irritabilidad y mal humor.
El equipo de investigación concluyó que no era la cantidad de horas dormidas lo que influía en estos resultados, sino el hecho de levantarse antes de las 7:21 horas. Este hallazgo pone en duda la recomendación generalizada de madrugar para mejorar la salud.
¿Qué ocurre con quienes madrugan por un largo periodo?
Durante un seguimiento de diez semanas, el equipo liderado por la doctora Ángela Clow observó que los madrugadores reportaban mayores molestias físicas y emocionales. Entre los síntomas más comunes figuraban dolores musculares, cefaleas y signos de resfriado. Además, estas personas manifestaban tener menos energía al finalizar el día y una mayor tendencia a sentirse enfadados.
La doctora Clow destacó: “Este trabajo aporta datos clave sobre las bases fisiológicas de las diferencias entre quienes madrugan y quienes prefieren despertarse más tarde”. Además, afirmó que los madrugadores tienden a mostrar mayor actividad y concentración en las primeras horas del día, pero también a experimentar mayor estrés y fatiga con el paso de las horas.
Por otro lado, las personas que se levantan tarde presentan un comportamiento más pausado y, aunque menos activos al inicio del día, mantienen niveles más equilibrados de energía y humor durante toda la jornada.
¿Cuál es el papel del cortisol en nuestra salud?
El cortisol es una hormona esencial para la supervivencia, ya que permite al cuerpo responder ante situaciones de estrés al liberar energía almacenada, reducir inflamaciones y preparar los músculos para la acción. Sin embargo, niveles elevados de cortisol de forma prolongada pueden tener efectos perjudiciales en la salud, como:
- Deterioro del sistema inmunitario.
- Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Alteraciones en el sueño y en el estado de ánimo.
Los investigadores subrayaron que el cortisol también influye directamente en la concentración y el temperamento, lo que podría explicar por qué los madrugadores reportan mayores niveles de irritabilidad y fatiga a medida que avanza el día.
Este estudio puso así de manifiesto que los beneficios de madrugar no son universales y que, en algunos casos, podría ser contraproducente para la salud. La investigación también destaca que cada persona tiene un ritmo biológico único, conocido como cronotipo, que influye en el momento ideal para despertarse y descansar.
A medida que surgen más estudios sobre los efectos de los hábitos matutinos en la salud, es probable que las recomendaciones sobre madrugar cambien. Por ahora, los expertos sugieren prestar atención a las necesidades individuales del cuerpo y evitar forzarlo a seguir un horario que podría ser perjudicial a largo plazo.