Cuando se llega a la tercera edad, muchos piensan que el cuerpo pide sofá, manta y maratones de películas. Algunos se convencen de que ahora toca volverse crítico de cine desde el sillón o vivir pegado a la televisión como si no hubiera más mundo, pero esa idea de envejecer va quedando en el olvido.
La realidad es otra. Moverse (aunque sea un poco) puede marcar una diferencia enorme en la calidad de vida. Y cuando hablamos de moverse con gusto, hay un pasatiempo que lo tiene todo: el baile. No hace falta ser un profesional ni aprender acrobacias. Basta con dejarse llevar por la música para notar cambios en el cuerpo y en el ánimo.
Además, bailar no es sólo una forma de entretenimiento, sino una auténtica medicina preventiva. Ayuda a mantenerse ágil, a mejorar la coordinación y, lo más importante, a mantener el cerebro despierto.
Este es el hobby que deberías empezar después de los 60
Bailar combina lo útil con lo placentero. Quema calorías, mejora la circulación, fortalece el corazón y mantiene en forma músculos y articulaciones. Al mismo tiempo, exige coordinación, atención y memoria, por lo tanto, pone a trabajar el cuerpo y la mente.
Además, con el baile se reduce el riesgo de caídas, se entrena el equilibrio y se gana confianza al moverse. Eso, en la tercera edad, es clave. Además, las clases suelen ser en grupo, lo cual abre la puerta a nuevas amistades y rompe con esa sensación de aislamiento que muchas veces aparece tras la jubilación.
Y si hablamos del ánimo, el efecto es inmediato. La música, el movimiento, la risa compartida… todo eso genera endorfinas. Un estudio publicado en Frontiers in Psychology mostró que la práctica regular de danza movimiento-terapia (DMT) tiene un efecto positivo en la salud mental de adultos mayores. Quienes participaron en sesiones frecuentes experimentaron una reducción notable de los síntomas de ansiedad, depresión y apatía. Y todo, simplemente, por moverse al ritmo de la música.
Hay personas que lo empiezan como pasatiempo y terminan enganchados por la vitalidad que aporta. No se trata de ganar concursos ni de aprender pasos complicados, se trata de moverse.
¿Cómo empezar con el baile si ya pasaste los 60?
Primero lo básico: conviene hablar con el médico si se tiene alguna condición física especial. No porque el baile sea peligroso, sino para adaptar el tipo de movimiento al cuerpo de cada uno.
Luego, la clave es ir a tu ritmo. Hay quien empieza con tango o pasodoble, otros prefieren salsa o bachata. Lo importante es que guste. En muchos centros de día o asociaciones vecinales se ofrecen clases semanales, incluso gratuitas. También hay tutoriales en YouTube para practicar en casa si lo tuyo es ir más por libre.
Un consejo: ropa cómoda, calzado que agarre bien el suelo, una botella de agua a mano y cero vergüenza. Al principio cuesta soltarse, pero en cuanto se coge ritmo, ya no hay vuelta atrás. Y no se trata sólo de ejercicio, sino que se trata de vivir con más intensidad.