Las mejores vitaminas para estudiar

Las mejores vitaminas para estudiar

Cuando se trata de mantener el cerebro a medida que cumplimos años, la dieta juega un papel importante. Comer una variedad de alimentos es clave para obtener las vitaminas y los nutrientes que a tu mente le hacen falta para seguir funcionando al máximo. Consciente de esto, antes deberías saber cuáles son las mejores vitaminas para estudiar y conocer cómo puedes obtenerlas con la alimentación.

¿Cuáles son las vitaminas indispensables para el bienestar del cerebro? Descúbrelo y mantén bien tu memoria.

Vitaminas para estudiar

Vitaminas B

La familia de vitaminas B incluye niacina -vitamina B3-, vitamina B6, ácido fólico -vitamina B9- y vitamina B12. Todas ellas son consideradas unánimemente como las mejores vitaminas para aprender. Este estudio del Instituto de investigación biomédica IRB de Barcelona analiza concretamente la influencia de la vitamina B12 en la reprogramación celular y la regeneración de los tejidos. Los expertos dicen que esta vitamina ayuda a mantener la salud de las neuronas.

En líneas generales, más allá del caso específico de la vitamina B12, las vitaminas del grupo B son beneficiosas para los pacientes que aún no han experimentado deterioros cognitivos.

Son más útiles para prevenir que para combatir las enfermedades que normalmente afectan al cerebro y sus funciones. Los informes sostienen que no hay evidencias de que estas vitaminas consigan revertir el daño cognitivo. Justamente por eso, si quieres entonces desarrollar tu mente, deberías incorporarlas a tu dieta ya mismo.

¿Cómo obtener la vitamina B?

Fuera de los suplementos, que no deberías consumir sin asesoramiento especializado, puedes obtener vitaminas B de los productos animales como la carne. También de las patatas y verduras con almidón. Y lo ideal es ingerir los alimentos con otros ricos en probióticos que aceleran la absorción de las vitaminas B.

Vitaminas C y D: vitaminas para estudiar

Se ha averiguado que la vitamina C es útil para la función cognitiva y, en particular, para optimizar la atención. La ciencia descubrió que quienes presentaban niveles bajos de vitamina C y la tomaron -de alimentos o suplementos- estaban más motivados para trabajar y tuvieron mejor concentración y rendimiento.

Podría decirse que la única razón para ello era la absorción de esta vitamina, ya que las condiciones objetivas de los trabajadores no habían cambiado nada.

Una publicación de la Universidad Complutense de Madrid asegura que la vitamina C se encuentra en frutas y hortalizas, especialmente en cítricos, fresas, tomates, pimientos y patatas y que «en países en los que el consumo de verduras y frutas es alto, como España, la ingesta de vitamina C es realmente satisfactoria».

Y, lo más interesante, la mayor parte de la misma es aportada por alimentos que se consumen frescos y/o crudos -frutas y ensaladas-.

En cuanto a la vitamina D, sería perfecto si pudieras exponerte al sol al menos unos 20 minutos diarios para que esta exposición favorezca su generación. Bastarán esos 20 minutos al día donde tomar sol para que nuestro propio cuerpo se encargue de producir suficiente vitamina D.

La Revista científico-sanitaria SANUM informa que «los niveles bajos de vitamina D pueden dar lugar a enfermedades neurodegenerativas como esclerosis múltiple, demencia, Alzheimer o Parkinson» y que «la vitamina D es un importante factor protector en el inicio y el progreso de dichas afecciones neurológicas».

Esto, en su análisis del papel de la vitamina D en las enfermedades neurológicas y cómo controlar los niveles de vitamina D es esencial para poder prevenirlas.

¿Cómo obtener las vitaminas C y D?

Así como la vitamina D se obtiene del sol, la vitamina C se halla en frutas, sobre todo los cítricos y el kiwi, además de en los pimientos rojos y verdes.

Vitamina E: vitaminas para estudiar

Esta vitamina es un antioxidante en el organismo. Es decir, protege a las células del estrés oxidativo, un tipo de daño provocado por los radicales libres, algo así como moléculas inestables, que son la causa de patologías como la enfermedad de Alzheimer.

El cerebro es extraordinariamente susceptible al estrés oxidativo, que aumenta durante el envejecimiento y acelera el deterioro cognitivo. Y por eso no se pueden descuidar los niveles de vitamina E, ni descartar el consumo de suplementos ante la deficiencia de esta sustancia. Al igual que otras vitaminas, la E supone un obstáculo para las afecciones que dañan el desempeño cerebral.

La web Circunvalación del Hipocampo, con el Aval Científico Institucional de la Sociedad Española de Neurología, profundiza el tema y desvela que «existe evidencia científica que apoya que las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer muestran niveles significativamente más bajos de vitamina E».

¿Cómo obtener la vitamina E?

La vitamina E está presente en las verduras de hojas verdes oscuras, el pimiento rojo, los espárragos, el aguacate, la calabaza, el mango, las nueces y las semillas. Asimismo, los aceites de maíz y soja aportan vitamina E. Diversos frutos secos son fuente de ella, ¡adóptalos como un snack saludable para el día a día!

 

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