Hay algunos alimentos que es mejor evitar en la cena ya que conllevan un proceso digestivo más lento, es decir, que el organismo tarda más en asimilar sus nutrientes y determinar cuáles son sus desechos. Es por esta razón que los nutricionistas y los especialistas en salud digestiva desestiman, por ejemplo, el consumo de carbohidratos; o bien de comidas ultraprocesadas o fritas, ya que sin dudas serán las que nuestro metabolismo asimilará más lentamente. Son los alimentos que no toman los cardiólogos en la cena porque ofrecen una digestión lenta, entre otros. Y todo ello influirá en el descanso y en la calidad del mismo, afectando la conciliación del sueño, o bien despertándonos por la madrugada debido a un malestar.
Cabe destacar que si aplicamos una dieta variada, una rutina de ejercicios acorde a las posibilidades de cada uno, un buen descanso, y también, disminuir los niveles de estrés serán un aporte fundamental para que nuestro organismo funcione normalmente. Así lo demuestra el estudio del cardiólogo Alan Rozanski, que determinó que «tener una mentalidad optimista está relacionado con un menor riesgo de eventos cardíacos y mortalidad por todas las causas, según una nueva investigación de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai». Es decir, no sólo se trata de lo que comemos, sino también de lo que hacemos, cómo dormimos y lo nerviosos o relajados que estamos, lo que influye significativamente en la definición de “buena salud”, que tan cotidianamente se menciona. Poder conservar una “buena salud” es sinónimo de poder concretar todas las acciones y deseos que tenemos, tanto a nivel físico como mental.
¿Cuáles son los alimentos que no debes comer en la cena?
La cena es uno de los momentos en los que más debemos cuidar nuestra alimentación debido a que el organismo cuenta con muy poco tiempo para hacer la digestión, entre la comida y el momento de acostarse a dormir. De lo contrario, influirá significativamente en el descanso, que luego afectará en el resto del día, y así, haciendo una cadena sinfín que provocará malestar.
Es por ello que es esencial evitar el consumo de determinados alimentos, como por ejemplo, las comidas fritas o muy grasas, como los productos lácteos o las carnes grasosas, ya que ello podría causar acidez estomacal si no se digiere de la manera correcta.
Además, es importante evitar los alimentos picantes, como los chiles o especias fuertes, ya que irritan el estómago, y también causan acidez. Por el contrario, es conveniente que se ingieran alimentos que no estén condimentados más que con lo básico (sal y pimienta) para evitar el malestar nocturno.
Otro de los consejos más escuchados en el ámbito de la nutrición es evitar los azúcares refinados y los carbohidratos, ya que elevan rápidamente los niveles de azúcar en sangre y te pueden causar picos de energía en momentos donde es propicio que el cuerpo se comience a relajar para el descanso.
En relación a las bebidas, hay dos grandes grupos desaconsejados: el alcohol y las que contienen cafeína. El primero de ellos, deshidrata y puede generar mucha sed durante el descanso, mientras que el segundo, altera el sistema nervioso, por lo que es muy probable que afecte la calidad del sueño.
¿Qué alimentos sí debes comer en la cena?
Según la Academia española de Nutrición y Dietética, «las proteínas son macronutrientes básicos en nuestra dieta y no pueden faltar en las cenas sanas»; además de que «no pueden faltar hortalizas de temporada en forma de ensalada, menestras, sopas, cremas».
Es decir, es esencial que elijamos un plato sano, repleto de verduras y carnes magras, a algo pequeño pero frito, o muchos carbohidratos.
En ese sentido, uno de los mejores platos de cena es los calabacines rellenos, las ensaladas abundantes, o bien tortillas o revueltos que también contribuyen a causar saciedad.
Cabe destacar que el hábito también influye mucho a la hora de poder llevar adelante una “cena saludable”: evitar el picoteo de alimentos menos aconsejados para ese momento del día; al igual que tomarse el tiempo para sentarse a cenar es fundamental para tener una “buena comida” es fundamental.
Por el contrario, si pedimos comida rápida, y comemos parados, o con poco tiempo, casi sin masticar cada bocado, lo más probable es que terminemos afectando severamente nuestra nutrición y no sumando como requiere el cuerpo luego de un largo día.
Además, también es importante modificar el horario: cuanto más tarde es el momento destinado a la cena, lo más probable es que no haya tiempo de esperar a hacer la digestión; por el contrario, si hacemos la cena temprano, alrededor de las 19 horas, entonces se pueda contar con el tiempo de sobremesa, y que el cuerpo tenga momento para comenzar el proceso digestivo.
Cenar no es sólo el acto de comer: cenar es cuidar de tu salud y de la de tu entorno para que puedas tener una mejor calidad de vida.