La manzana es una de las frutas más populares a nivel mundial. Originaria de Asia Centra, esta fruta esconde propiedades muy beneficiosas para la salud: es una fuente natural de nutrientes esenciales que puede contribuir al cuidado del hígado, órgano esencial para el funcionamiento adecuado del cuerpo. La fruta que ayudan a desintoxicar el cuerpo, proteger las células hepáticas y prevenir enfermedades. Asimismo, puede regular los niveles de colesterol, reduciendo la acumulación de grasa en el hígado, lo que disminuye el riesgo de desarrollar hígado graso. pero su verdadero potencial para la salud va mucho más allá de su sabor dulce y su textura crujiente.
Según la Academia Española de Nutrición y Dietética, «el hígado actúa como filtro y órgano de depósito sanguíneo. También metaboliza algunas hormonas e interviene en la inmunidad, regula los niveles de glucosa durante la digestión, metaboliza las proteínas y los ácidos grasos, interviene en el almacenamiento, activación y transporte de muchas vitaminas y minerales, y forma y excreta bilis. Además, desintoxica el cuerpo de medicamentos, alcohol y otras sustancias de desecho». En este sentido, las manzanas son una fuente natural de nutrientes esenciales que pueden contribuir a la salud del hígado. Contienen antioxidantes como la vitamina C y los flavonoides, que protegen a las células hepáticas del daño causado por los radicales libres. Las manzanas también ayudan a regular los niveles de colesterol, reduciendo la acumulación de grasa en el hígado, lo que disminuye el riesgo de desarrollar hígado graso.
Propiedades de las manzanas que favorecen la salud del hígado
Incorporarlas en tu dieta diaria, ya sea frescas, en jugo, en batidos o como parte de diferentes recetas, es una excelente manera de apoyarte en la desintoxicación natural de tu cuerpo y mejorar el funcionamiento de tu hígado.
Fuente de fibra
Las manzanas son ricas en pectina, una fibra soluble que desempeña un papel clave en la desintoxicación del cuerpo. Un estudio de la revista Nutrients explica que «la pectina derivada de la manzana es la principal fibra soluble en las manzanas y puede ser fermentada por la microbiota intestinal en el colon para producir metabolitos con efectos intestinales y sistémicos locales. La pectina derivada de la manzana también puede ayudar a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal».
En este sentido, regula el tránsito intestinal, lo que mejora la absorción de nutrientes y facilita la eliminación de desechos.
La pectina también ayuda a eliminar toxinas del tracto digestivo y promueve la expulsión de metales pesados y sustancias nocivas, reduciendo la carga sobre el hígado.
Antioxidantes para proteger las células hepáticas
Un estudio de la Revista Nutrition afirma que «las manzanas contienen una variedad de fitoquímicos, entre ellos flavonoides como la quercetina, la catequina, la floridzina y el ácido clorogénico, todos los cuales son antioxidantes potentes».
Estos compuestos protegen al hígado del daño causado por los radicales libres, moléculas inestables que pueden dañar las células hepáticas y contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas como la cirrosis y la hepatitis.
Los antioxidantes ayudan a neutralizar estos radicales libres, reduciendo el estrés oxidativo y mejorando la salud general del hígado.
Disminución del riesgo de hígado graso
Según el hospital Clinic de Barcelona «el hígado graso o hígado graso no alcohólico es la acumulación de grasa en los hepatocitos, la principal célula del hígado. Este depósito de grasa se puede producir por dos motivos: o bien porque se produce en exceso o bien porque se disminuye su eliminación».
En este sentido, el consumo regular de manzanas puede ayudar a reducir los niveles de grasa en el hígado debido a su alto contenido en fibra y antioxidantes.
Regulación del colesterol
Las manzanas también son eficaces para reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) en la sangre, lo que a su vez alivia la carga de trabajo del hígado, que es responsable de procesar las grasas.
Cómo incorporar las manzanas en tu dieta
Comer manzanas frescas
La forma más sencilla de consumir manzanas es comerlas crudas. Mantén la cáscara, ya que es donde se encuentran la mayoría de los nutrientes, incluyendo fibra y antioxidantes.
Zumos naturales de manzana
Los zumos de manzana frescos y naturales son una excelente forma de aprovechar los nutrientes de esta fruta. Si puedes, prepáralo en casa para evitar el exceso de azúcares añadidos y conservantes.
Manzanas horneadas
Si prefieres algo caliente, puedes hornear manzanas con canela. Esta es una opción rica y saludable que conserva los nutrientes de la fruta. Al hornearlas, las manzanas se vuelven más suaves y liberan sus azúcares naturales, lo que las convierte en un excelente postre.
Ensaladas con manzana
La manzana combina muy bien con vegetales de hoja verde como la espinaca o la rúcula, y le da un toque crujiente y dulce. Puedes añadir nueces, aguacate y algunos aderezos para una ensalada aún más saludable.