Todo lo que debes saber si tomas leche sin lactosa y no eres intolerante

Esto es lo que le puede pasar a tu cuerpo si tomas un vaso de leche todos los días

La intolerancia a la lactosa es una enfermedad cada vez más común. Fuentes prestigiosas como la Sociedad Española de Patología Digestiva advierten que un 30% a un 50% de la población española padece de esta patología, mientras otras informan que para el año 2030 esa cifra se elevará a un 70% de la población. Sin embargo, eso no significa que debas optar por los alimentos sin lactosa si no tienes intolerancia. De hecho, es contraproducente. Qué pasa si tomas leche sin lactosa si no eres intolerante a ésta.

Los doctores, a pesar de insistir en la importancia de hacerse estudios para descartar una supuesta intolerancia a la lactosa, explican que no es buena idea prescindir de este azúcar complejo por decisión propia y sin una recomendación médica de respaldo.

La justificación que dan es más que suficiente: no incorporar lactosa al cuerpo puede favorecer el déficit de las moléculas fundamentales para el funcionamiento del organismo y el bienestar general.

Qué pasa si tomas leche sin lactosa si no eres intolerante

Recordemos que la lactosa es el azúcar de la leche, un disacárido formado por una molécula de glucosa y otra de galactosa que muchos seres humanos rechazan naturalmente. No obstante, si ese no fuera tu caso, no hay motivo ni razón para optar por las alternativas de lácteos sin lactosa que se han multiplicado en las tiendas y los supermercados en los últimos años por el aumento de la demanda.

Por muy «sanos» que parezcan estos derivados de la leche, en realidad sólo estás privando a tu metabolismo de un nutriente que le hace falta. Al retirar la lactosa de la dieta causamos una deficiencia de la enzima que la digiere, llamada lactasa, lo que puede alterar los procesos digestivos del estómago. Bajo ningún punto de vista debes autodiagnosticarte y prescindir de ella por tu cuenta.

¿Por qué debes consumir lácteos con lactosa?

A pesar del incremento en la población afectada por este trastorno, en los individuos sin intolerancia a la lactosa los lácteos son una parte relevante de la dieta. Aportan azúcares naturales, y son fuente de vitaminas, minerales, grasa y especialmente proteínas de alto valor biológico.

Si es retirado en etapas donde estamos creciendo, como la niñez o la adolescencia, podemos provocar una deficiencia de la enzima lactasa y daños digestivos «irrecuperables».

Por eso los investigadores y científicos desaconsejan suprimir la leche de la dieta si no hay alergias o intolerancias diagnosticadas por un profesional en el tema. Señalan, asimismo, que otra consecuencia del déficit de lactosa es la carencia de galactosa. Este monosacárido participa en numerosos procesos del cuerpo, vinculados con los tejidos nerviosos, las células sanguíneas, el sistema inmunológico y el envejecimiento celular. Es decir, que es esencial en el organismo.

¿Cómo sustituir la leche con lactosa sin perderse sus nutrientes?

No estás obligado a mantener una ingesta regular de leche con lactosa si no tienes intolerancia a ese azúcar. De lo que sí deberías ocuparte es de alimentarte con sustitutos de la leche con lactosa tales como los quesos, sobre todo los curados, y el yogur.

Éstos son una fuente confiable de lactosa que, gracias a ser fermentados, pueden ser mejor tolerados por aquellos que sin ser intolerantes a la lactosa no digieren bien la leche o prefieren no incluirla en sus rutinas.

Intolerancia a la lactosa en el embarazo, ¿qué deberías saber?

Si eres intolerante a la lactosa y estás embarazada, posiblemente te inquiete el efecto que este azúcar podría tener en el feto y los efectos secundarios de ser intolerante a la lactosa durante el embarazo.

Lo curioso es que no sólo este trastorno no empeora durante la gestación, sino que hasta puedes consumir esos productos lácteos que normalmente descartarías. Un estudio publicado originalmente en la revista Obstetrics & Gynecology indica que se trata de una «adaptación fisiológica». El metabolismo de la futura madre digiere mejor la lactosa, y ésta es beneficiosa para el desarrollo del bebé.

Esos efectos secundarios de ser intolerante a la lactosa que generalmente te incomodan o molestan no generarán ningún daño en el niño en crecimiento. Algunos síntomas de la intolerancia como la hinchazón, los gases y la diarrea serán más leves o desaparecerán en las últimas semanas del embarazo.

Siempre con un seguimiento profesional, existe la sugerencia de incorporar algunos alimentos con lactosa a la dieta durante la gestación porque son claves para que el bebé pueda desarrollarse en todas sus dimensiones.

El propio feto absorberá las reservas de calcio de los huesos y los dientes, por lo que una ingesta sostenida de lácteos en el embarazo previene problemas óseos y dentales. Ante el menor síntoma de intolerancia vuelve a la leche sin lactosa, claro está.

¿Qué fuentes de calcio no lácteas deberías sumar a tu dieta?

Para complementar el calcio de la leche, nada mejor que las verduras de hojas verdes como la rúcula, los berros o la col rizada, y los frutos secos como nueces, avellanas y almendras. Si por tu intolerancia a la lactosa sufres una deficiencia de calcio, deberías considerar los suplementos que proporcionen este mineral.

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