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La nueva tendencia que es furor en todo el mundo es el Mindful eating, que es la nutrición en función de una atención plena a lo que estamos ingiriendo. Descubre más detalles de la alimentación consciente que puede cambiar tu vida.
A lo largo del día solemos realizar varias comidas, sin embargo, no siempre somos plenamente conscientes del acto y eso puede impactar de lleno en nuestra salud. Es por ello que resulta fundamental incorporar esta técnica a nuestra vida cotidiana para obtener mejores resultados.
¿En qué consiste la Mindful eating o alimentación consciente?
Esta práctica propone realizar el acto de alimentarse a conciencia, con nuestra atención plena, con el objetivo de disfrutar en todos los sentidos de la experiencia de alimentarse.
Esta técnica se basa en los principios del mindfulness, que es una meditación en la que se practica la conciencia de aquellos actos que estamos practicando y que solemos realizar de manera automática, como por ejemplo, la respiración, la concentración, entre otros.
Es una práctica que atrapa a muchas personas conocidas, como es el caso de la periodista Isabel Jiménez, que por esto se muestra estupenda a sus 42 años. De manera que son todo un ejemplo para poder aplicar y adoptar en nuestra dieta diaria.
Al respecto, Jaime Giménez, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética sostiene: «si al comer ponemos el piloto automático y nos quedamos ensimismados en nuestros pensamientos, no prestamos atención a lo que comemos ni a las señales de hambre y saciedad», por lo que es importante incorporar paulatinamente a nuestra vida cotidiana esta nueva práctica cuando nos alimentamos.
¿Cuáles son las bases de la alimentación consciente?
Al igual que en el mindfulness, esta práctica requiere de entrenar la atención plena a una acción cada vez, lo que llevará a quienes lo practiquen a poder estar presente en el momento actual, sin pensamientos recurrentes sobre el pasado o el futuro.
En el caso de la Mindful eating, se propone practicar la atención plena en relación a las señales del cuerpo de hambre y saciedad, pero también de texturas, olores y sabores, para ser conscientes de qué alimentos se seleccionan para nutrir el organismo, según la necesidad de cada persona.
Esta técnica de meditación tiene principios básicos sobre los cuales basa la práctica misma:
- Reconocimiento de señales internas: poder detectar cuándo se tiene hambre, y cuándo es suficiente la porción de lo que estamos ingiriendo para no comer más. Es importante dejar de lado los estímulos externos, como las emociones, o el ámbito en el que estamos para sólo prestar atención plena a qué señal indica el cuerpo.
- Practicar la atención plena: sin dudas, en una sociedad que está repleta de estímulos constantes, es muy difícil sólo concentrarse en una misma cosa. Resulta entonces primordial practicar la atención plena con meditaciones, hasta que se pueda llevar al momento de alimentarse, para evitar los estímulos de la televisión, un video o los móviles, y sólo se atienda el sabor y experiencia que está brindando ese momento en puntual.
- Dedicar un momento a la alimentación, y hacerlo de manera deliberada: esto implica que el acto de comer no se haga de forma rápida sino que haya un momento de apreciación de tocar, probar, ser consciente de los alimentos, del esfuerzo que llevó para que lleguen al plato, además de poder disfrutar cada bocado, para experimentar los sabores, olores y texturas que nos llevan a consumirlos.
Todas estas acciones llevarán a que nuestro cerebro registre su saciedad, y que se mejore el proceso digestivo, entre otros beneficios de la alimentación consciente o “Mindful eating” que realmente se ha puesto de moda.
¿Cuál es el impacto de la Mindful eating en nuestro organismo?
Practicar una alimentación consciente tiene varios beneficios en la salud en general. En principio, y en el que notarás más rápidamente el cambio, es en la digestión. En ese proceso, habrá una mejora notoria, ya que será más fácil y reducirá los problemas de hinchazón e indigestión, que se pueden producir debido a una alimentación rápida, voraz y sin percepción de aquello que estamos saboreando.
Además, ayuda en la reducción de las porciones y en el registro de la saciedad, lo que impactará en la reducción del peso corporal. Esta práctica, sin dudas, llevará a que sólo lo hagas cuando tu cuerpo envíe la señal de hambre, y te permitirá evitar comer en exceso, o simplemente porque te sientes angustiado o triste.
Por otra parte, encontrarás un mayor placer en la acción de alimentarse. Esto no sólo es bueno para tu mente con el fin de aprender nuevos sabores, olores y texturas, sino que lo harás desde un lugar más de placer y no como una obligación, o una mera repetición del acto.
Finalmente, otro beneficio para tu salud tendrá que ver con la práctica en sí misma. Meditar y lograr una atención plena, enfocada en el presente, dejando atrás el pasado y sin preocupaciones por el futuro te ayudará a reducir los niveles de estrés y ansiedad.
Esto acaba siendo una buena herramienta a aplicar en tu vida cotidiana, no solamente en el momento de la alimentación.
¿Cómo se practica el Mindful eating?
Antes de sentarte en la mesa, es importante detenerse a comprobar entonces la respiración: coger aire y realizar dos o tres respiraciones profundas y luego sentarse frente al plato para apreciar los colores, y olores que tiene la comida es un momento inicial de la práctica.
Tras ello, y evitando todo tipo de distracciones como la televisión o el móvil, concéntrate en lo que estás por comer: ¿qué olor tiene? ¿qué colores se entremezclan? ¿qué texturas tiene aquello que estás por probar? Notar las sensaciones, también es una forma de ser consciente de lo que comes.
Es importante que mastiques bien cada bocado de la comida antes de tragarlo. Con entre 20 y 30 veces que lo muerdas será suficiente para que entonces sea y tenga el tamaño adecuado para ser más sencillo de digerir para tu organismo.
Finalmente, es importante escuchar al cuerpo y registrar la sensación de saciedad para evitar el exceso de comida.