Los caldos de supermercado son una opción ápida para preparar sopas y guisos, y especialmente en Navidad. Pero suelen contener grandes cantidades de sodio, un mineral que, en exceso, puede tener efectos negativos en la salud. Muchas marcas de caldos, ya sean en cubitos, líquidos o en polvo, incluyen niveles de sodio mucho más altos de lo recomendado, lo que puede contribuir a problemas de salud a largo plazo como la hipertensión, ya que hace que el cuerpo retenga más agua, aumentando así el volumen sanguíneo y, por ende, la presión arterial. Aunque estos productos son sabrosos y fáciles de usar, es importante ser consciente de los riesgos asociados con su consumo frecuente, especialmente para quienes tienen hipertensión o enfermedades cardiovasculares.
Según la Organización Mundial de la Salud, «el sodio es un nutriente esencial, necesario para el mantenimiento del volumen plasmático, el equilibrio ácido-básico, la transmisión de los impulsos nerviosos y el funcionamiento normal de las células. Este mineral se encuentra de manera natural en muchos alimentos, como la leche, la carne y los mariscos. Suele encontrarse en grandes cantidades en alimentos elaborados como panes, carne procesada y refrigerios, así como en condimentos (por ejemplo, en la soja y la salsa de pescado)». Los caldos de supermercado, a menudo considerados una opción rápida, son una fuente significativa de sodio en muchas dietas. Estos productos suelen contener altas cantidades de sal, que no solo se utilizan como conservante, sino también para mejorar el sabor. Por ello, es importante leer las etiquetas de los productos y optar por opciones bajas en sodio o, si es posible, preparar caldos caseros para tener un control total sobre la cantidad de sal que se consume. Vamos a explorar cuáles son las propiedades de los caldos de supermercado, los posibles efectos adversos para la salud por su consumo excesivo, y ofreceremos consejos para disfrutar de una dieta más saludable sin renunciar al sabor.
¿Cuáles son las propiedades de los caldos de supermercado?
Los caldos que se venden en supermercados están diseñados para ser una forma práctica y rápida de añadir sabor a sopas, guisos, arroces y otros platos. Pueden encontrarse de varias formas y la mayoría de estos están elaborados a partir de caldo de carne, pollo o verduras, y se enriquecen con especias, sal y aditivos para intensificar su sabor.
Suelen ser un recurso recurrente a diario, y con más sabor en las cenas y comidas de Navidad. Entre las propiedades de estos caldos se encuentra su capacidad para ofrecer un sabor delicioso de manera instantánea, lo cual es especialmente útil cuando no se tiene tiempo o no se desea preparar un caldo casero.
Algunos pueden contener nutrientes de los ingredientes con los que están elaborados, como proteínas, minerales y vitaminas provenientes de la carne o las verduras. Sin embargo, la cantidad de estos nutrientes en los caldos comerciales suele ser mínima comparada con los beneficios de un caldo hecho en casa.
Hay que destacar que siempre es mejor hacer una sopa en casa que comprar en el supermercado, pero si se elige bien un caldo en la tienda, debe ser lo más natural posible. Por esto mejor leer bien las etiquetas.
El exceso de sodio: un riesgo para la salud
Según la Clínica Mayo, «el cuerpo necesita algo de sodio para funcionar bien. El sodio desempeña un papel importante en el equilibrio de los líquidos en el cuerpo y en el funcionamiento de los nervios y músculos. Los riñones equilibran la cantidad de sodio en el cuerpo. Cuando el sodio es bajo, los riñones lo retienen. Cuando el sodio es alto, los riñones liberan una parte en la orina».
Uno de los mayores problemas asociados con los caldos de supermercado es el contenido excesivo de sodio. Esto está estrechamente relacionado con la hipertensión arterial, un factor de riesgo importante para enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y ataques al corazón.
Un solo cubo de caldo de supermercado puede contener entre 600 y 900 miligramos de sodio. Si se consumen varios cubos o porciones de caldo al día, el consumo total de sodio puede superar los límites saludables sin que la persona se dé cuenta. Este aumento en la ingesta de sodio puede llevar a una retención excesiva de líquidos en el cuerpo, lo que aumenta la presión arterial y pone una mayor carga sobre los riñones.
Además del sodio, los caldos comerciales suelen contener otros aditivos como potenciadores del sabor, conservantes y colorantes artificiales que no contribuyen de manera positiva a la salud.
En esta línea, Pablo Ojeda, especialista en nutrición, afirma en el programa MVT del canal La Sexta, que «suele cocinar con caldos bajos en sal, porque siempre se nos va la manita». Ojeda asegura que «es mejor una alternativa mucho más sencilla: hacer cubitos de caldo en el congelador».
Consejos para una dieta más saludable sin renunciar al sabor
Haz tus propios caldos caseros
Preparar caldos caseros a partir de verduras frescas, carnes magras y hierbas naturales es una opción más saludable y aunque sea más trabajoso es lo ideal para las cenas y comidas navideñas. Además, los caldos caseros contienen más nutrientes y son mucho más sabrosos.
Opta por caldos bajos en sodio
Si no puedes evitar usar caldos comerciales por falta de tiempo, entre otros, busca opciones bajas en sodio. Muchas marcas ofrecen versiones que contienen menos sodio que los caldos tradicionales.
Usa hierbas y especias para dar sabor
Si estás buscando una alternativa saludable a los caldos procesados, puedes probar usar hierbas frescas o secas, especias y otros condimentos naturales para dar sabor a tus platos.
Ingredientes como el ajo, la cebolla, el romero, el laurel o el jengibre pueden aportar un sabor delicioso sin la necesidad de añadir grandes cantidades de sal.
Incorpora más vegetales a tu dieta
Los caldos de verduras pueden ser una excelente opción para reducir el sodio. Utiliza zanahorias, apio, cebollas, puerro, tomate, para preparar caldos llenos de nutrientes. Los caldos de verduras frescos aportan fibra, antioxidantes y minerales esenciales. Como ves, siemrpe hay opciones mucho más saludables.