Es la cena más rica y parece inofensiva, pero está acortando tu vida: deja de tomarlo inmediatamente

Es la cena más rica y parece inofensiva, pero está acortando tu vida: deja de tomarlo inmediatamente

A veces creemos que hay alimentos sanos y resulta que no lo son tanto. Esto pasa con una cena que creemos ligera, como un sándwich. Solemos añadir jamón dulce, también conocido como jamón cocido o York, que es un alimento comúnmente consumido. Su popularidad radica en su sabor suave, su versatilidad y su bajo coste en comparación con otros embutidos. Sin embargo, detrás de su aparente inocuidad, este alimento puede tener riesgos importantes para la salud si se consume en exceso o de forma habitual. Desde los niveles elevados de sodio hasta los aditivos utilizados para su conservación, el jamón dulce podría tener efectos negativos en nuestra salud que muchos desconocen. Aunque no es necesario eliminarlo por completo de la dieta, es crucial comprender estos riesgos y aprender a moderar su consumo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los embutidos, incluido el jamón dulce, han sido clasificados como carcinógenos del grupo 1, lo que significa que su consumo está directamente relacionado con un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el colorrectal. Además, estos productos suelen contener altos niveles de sal y conservantes como nitritos y nitratos, los cuales pueden transformarse en compuestos potencialmente dañinos dentro del organismo. Por ello, como cena, debemos conocer los principales riesgos asociados con el consumo de jamón dulce y cómo estos pueden afectar a nuestra salud a corto y largo plazo.

Riesgos de la cena que parece sana pero no lo es tanto

Uno de los principales problemas del jamón dulce es su alto contenido de sodio. Este mineral, aunque esencial para el funcionamiento del cuerpo, puede ser perjudicial en exceso. El consumo elevado de sodio está relacionado con un mayor riesgo de hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y daño renal.

Un análisis publicado en Aesan destaca que, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la ingesta diaria recomendada de sodio no debe superar los 2 gramos, lo que equivale a aproximadamente 5 gramos de sal. Una sola porción de jamón dulce puede contener hasta 1 gramo de sodio, lo que representa una proporción significativa de esta cantidad diaria recomendada.

Además, el exceso de sodio en la cena no solo afecta al sistema cardiovascular, sino que también puede provocar retención de líquidos, hinchazón y malestar general. Esto es especialmente preocupante para personas con condiciones de salud preexistentes, como insuficiencia renal o hipertensión.

Conservantes y aditivos: ¿qué estamos comiendo?

El jamón dulce suele contener nitritos y nitratos, dos conservantes utilizados para prolongar su vida útil y mejorar su apariencia. Aunque estos compuestos son legales y considerados seguros en pequeñas cantidades, pueden transformarse en nitrosaminas en el cuerpo, sustancias químicas con potencial carcinogénico.

La OMS ha señalado que el consumo regular de alimentos procesados con este tipo de aditivos aumenta el riesgo de cáncer, especialmente en el sistema digestivo.

Además de los nitritos, otros aditivos como los potenciadores de sabor y los colorantes pueden generar reacciones adversas en personas sensibles, como dolores de cabeza, alergias o problemas digestivos.

Por ello, es importante leer las etiquetas de los productos y optar por versiones con menos aditivos siempre que sea posible y especialmente cuando creemos que hacemos una buena cena.

Aportes nutricionales desequilibrados

Aunque el jamón dulce es una fuente de proteínas, su valor nutricional es limitado en comparación con otras opciones como carnes frescas, pescados o legumbres. La cantidad de proteínas en el jamón cocido suele ser baja en proporción a su contenido de grasas, sal y aditivos.

Además, muchos de estos productos contienen azúcares añadidos que no aportan ningún beneficio nutricional y, en cambio, pueden contribuir al aumento de peso y a desórdenes metabólicos.

Riesgo de dependencia alimentaria

El sabor agradable del jamón dulce puede fomentar su consumo frecuente, lo que dificulta la incorporación de alternativas más saludables en la dieta.

La dependencia alimentaria hacia productos procesados puede llevar a desequilibrios nutricionales, ya que estos suelen desplazar el consumo de alimentos frescos y naturales.

Alternativas más saludables

Para reducir los riesgos asociados al consumo de jamón dulce en la cena, es recomendable optar por opciones más saludables y naturales.

Algunos ejemplos incluyen pollo o pavo cocido en casa, pescado en conserva bajo en sal o incluso alternativas vegetales como hummus o tofu. Estas opciones no solo son más nutritivas, sino que también están libres de conservantes y aditivos perjudiciales.

Además, es importante variar la dieta e incorporar una amplia gama de alimentos frescos, como frutas, verduras, frutos secos y legumbres, para asegurar un aporte equilibrado de nutrientes.

El jamón dulce, aunque es una opción popular y accesible, conlleva riesgos significativos si se consume en exceso y especialmente en la cena. Su alto contenido de sodio, los conservantes y la falta de un perfil nutricional equilibrado son aspectos que deben tenerse en cuenta al incluirlo en nuestra dieta.

 

 

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