El aviso más serio de Harvard sobre el alimento que comemos sin parar en España

El aviso más serio de Harvard sobre el alimento que comemos sin parar en España

En la vida moderna, los alimentos procesados, aquellos que han sido modificados a través de métodos industriales, se han convertido en una parte integral de nuestra dieta diaria debido a su conveniencia, sabor y accesibilidad. Uno de los productos más populares y consumidos es la patata frita, un alimento que, aunque delicioso, tiene efectos perjudiciales sobre nuestra salud cuando se consume de manera frecuente. Y parece que es un alimento que comemos sin parar en España. Las patatas fritas son un claro ejemplo de cómo los alimentos procesados pueden tener consecuencias negativas para el organismo, ya que no solo son ricos en calorías vacías, sino también en grasas saturadas, sodio, y compuestos tóxicos que afectan distintos sistemas del cuerpo humano.

El impacto de los alimentos procesados en el organismo es mucho más profundo de lo que muchas veces se percibe. El Ministerio de Salud Pública de Tucumán afirma que «el alto contenido de sal, grasa y químicos de estos productos, si se consumen de manera regular, pueden favorecer aumentos de peso, incrementos en los niveles de presión y colesterol y desarrollar a mediano plazo hígado graso». En el caso de las patatas fritas, uno de los principales problemas radica en el alto contenido de grasas trans y saturadas que se liberan durante su preparación. El proceso de fritura no solo aumenta su contenido calórico, sino que también puede generar compuestos tóxicos, como la acrilamida, que se forma cuando se cocinan a altas temperaturas. Esto pone en riesgo no solo nuestra salud física, sino también el funcionamiento de diversos sistemas en nuestro organismo, desde el cardiovascular hasta el digestivo. En este artículo, examinaremos cómo los alimentos procesados, como las patatas fritas, pueden dañar nuestra salud a largo plazo.

El alimento que comemos sin parar en España

Los alimentos procesados son aquellos que han sido sometidos a tratamientos industriales con el fin de alterar su forma original, prolongar su vida útil o hacerlos más sabrosos y atractivos para el consumidor. Este proceso acoge técnicas como la fritura, el envasado, la pasteurización, el congelado o la adición de conservantes, colorantes, saborizantes artificiales y otros aditivos. Los alimentos ultraprocesados, que incluyen productos como galletas, snacks, refrescos, carnes frías, y patatas fritas, suelen contener pocos nutrientes esenciales y son ricos en calorías vacías, grasas saturadas, azúcares añadidos y sal.

«Los alimentos se clasifican en cuatro tipos: naturales, mínimamente procesados, altamente procesados y ultra procesados. Los naturales son aquellos que no atravesaron manipulación- carnes, huevos, vegetales y frutas-, los mínimamente procesados atravesaron un proceso de manipulación de origen principalmente técnico, pero no se incorporaron a ellos elementos externos- lácteos descremados, pan blanco, alimentos descascarados o pelados», explica el Ministerio.

Las patatas fritas son perjudiciales, ¿mito o realidad?

Para comprender los efectos de las patatas fritas en nuestro organismo, es necesario analizar su proceso de elaboración. Las patatas fritas procesadas y las patatas fritas caseras son dos versiones de este popular snack que difieren significativamente en su proceso de preparación, contenido nutricional y efectos en la salud.

Elaboración

Patatas fritas procesadas

Son fabricadas industrialmente. Se cortan en rodajas finas, se fríen a altas temperaturas en grandes cantidades de aceite, y luego se someten a un proceso de envasado. A menudo se les añaden aditivos, conservantes, saborizantes artificiales y colorantes para mejorar su sabor y aumentar su vida útil.

Patatas fritas caseras

Son hechas de manera más simple y natural, generalmente cortando las patatas en rodajas y friéndolas en casa con aceite (que puede ser de oliva, girasol o cualquier otro aceite vegetal). Según el médico nutricionista Alejandro Ugarte, «las patatas son un tubérculo, de origen americano, y es un producto que tiene almidón, es decir, que cuando se digiere va a liberar glucosa. Por lo tanto, en el plato saludable tiene un lugar, que no es protagónico, es un acompañante».

Contenido de grasa y calorías

Patatas fritas procesadas

Estas suelen tener un alto contenido de grasas saturadas y trans debido al tipo de aceite usado en la industria. Esto aumenta significativamente el contenido calórico y puede elevar los niveles de colesterol LDL («malo»), lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Patatas fritas caseras

Pueden ser más saludables en términos de contenido graso, especialmente si se utiliza aceite de oliva o aceite vegetal no refinado. “Hoy tenemos también una versión que es la freidora de aire, que reduce mucho la cantidad de aceite que necesitas para poder hacer la patata frita”, explica Alejandro Ugarte. Aunque el contenido calórico sigue siendo alto debido al proceso de fritura, si se controlan las porciones y se limita la cantidad de aceite, las patatas fritas caseras pueden ser una opción más moderada.

Consecuencias en la salud del alimento que comemos sin parar en España

Patatas fritas procesadas

El consumo regular de patatas fritas procesadas está relacionado con una serie de problemas de salud, tales como obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y problemas digestivos. Esto se debe principalmente al alto contenido de grasas saturadas, trans, sal y calorías vacías. Los conservantes y aditivos pueden tener efectos adversos a largo plazo en la salud general, contribuyendo a la inflamación y el estrés oxidativo en el cuerpo.

En general, las patatas fritas comerciales se someten a un proceso de fritura en aceite, lo que incrementa su contenido calórico y, en muchos casos, la formación de compuestos nocivos.

Al freír las patatas a altas temperaturas, los almidones se transforman en acrilamida, una sustancia química que se ha demostrado como cancerígena.

Un estudio de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España revela que «las patatas fritas son de los alimentos con mayor contenido en acrilamida debido a sus altos niveles de azúcares reductores y asparragina libre, aparte de las condiciones del procesado de fritura.  Las investigaciones apuntan, a que muy probablemente la acrilamida se forma a partir de la reacción de Maillard, donde la asparragina sea el principal reactante en sistemas ricos en carbohidratos».

Patatas fritas caseras

Aunque las fritas caseras siguen siendo un alimento calórico y deben consumirse con moderación, pueden ser una opción más saludable si se preparan con aceites adecuados y se controlan los ingredientes.

Al no contener aditivos ni conservantes, su impacto en la salud es menor que el de las patatas fritas procesadas. Aun así, el exceso de grasa y la falta de fibra en su preparación pueden contribuir al aumento de peso y problemas metabólicos si se consumen en grandes cantidades.

 

 

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