Contenido
- 0.1 Ni caminar ni nadar: el mejor ejercicio para que las embarazadas de más de 40 años eviten las varices
- 0.2 Ni yoga ni pilates: el ejercicio que las embarazadas de 40 años deben hacer 3 veces por semana, según los expertos
- 0.3 7 posturas para ir al baño rápido: mejora tu digestión con estos sencillos ejercicios
- 1 Por qué los expertos recomiendan la natación a las mujeres embarazadas
- 2 Beneficios de nadar en embarazadas más allá del cuerpo: la importancia de la salud mental
- 3 ¿Qué debes tener en cuenta antes de empezar a nadar estando embarazada?
Las mujeres cada vez se cuidan más cuando están embarazadas, por le que ya es habitual que usen suplementos y que entiendan que el ejercicio moderado es sanísimo tanto para ellas como para el bebé.
El problema es que no siempre sabemos elegir el entrenamiento más adecuado para las necesidades de una embarazada. Entre las mil actividades dirigidas que ofrece un gimnasio e internet, no siempre es fácil saber cuál es la idónea.
Por suerte, desde la Fundación Española del Corazón han resumido cuáles son los motivos principales por los que la natación puede ser el ejercicio más adecuado para una mujer embarazada.
Para los expertos, es uno de los deportes más completos gracias a todos sus beneficios físicos, cognitivos y emocionales.
Además, el impacto en las articulaciones y en los huesos es mínimo, por lo que es ideal para cualquier mujer gestante independientemente de su forma física.
Es decir, es perfecto si te has visto obligada a abandonar tu práctica deportiva habitual.
Por qué los expertos recomiendan la natación a las mujeres embarazadas
La natación es uno de los pocos deportes que permiten trabajar el cuerpo completo sin ejercer presión sobre las articulaciones.
Gracias a la flotación que proporciona el agua, se reduce significativamente el impacto que normalmente se sentiría al caminar o hacer ejercicios en seco. Algo que suele perjudicar a las embarazadas.
Además, esto proporciona una gran sensación de ligereza y libertad de movimiento, muy agradecida por quienes lidian con el aumento de peso, el dolor lumbar o la hinchazón típica de la gestación.
Pero no sólo se trata de sentirse cómoda en el agua. Al sumergirse y practicar diferentes estilos de nado o ejercicios dirigidos en piscina, las embarazadas logran activar su sistema circulatorio y mejorar su capacidad respiratoria.
Estos dos factores son fundamentales tanto para evitar problemas de varices o retención de líquidos, como para preparar al cuerpo hasta el momento del parto.
Beneficios de nadar en embarazadas más allá del cuerpo: la importancia de la salud mental
La natación también actúa como una potente herramienta de control del estrés. Hay que tener en cuenta que estar en contacto con el agua, en un ambiente controlado y sin ruidos fuertes, favorece la relajación mental y mejora el estado de ánimo.
De hecho, la liberación de endorfinas que se produce con la actividad acuática contribuye a reducir los niveles de ansiedad y ayuda a regular el sueño.
Es decir, ayuda en aspectos en los que las embarazadas suelen tener problemas durante la gestación y que valorarán, sobre todo, durante las últimas semanas. Por eso, deberías plantearte nadar cuanto antes.
A diferencia de otras rutinas, nadar también estimula las funciones cognitivas, mejora la memoria y favorece la concentración.
Por ejemplo, la respiración consciente que se practica al nadar y la coordinación de movimientos contribuyen a mantener el cerebro activo y saludable durante esta etapa.
Por si fuera poco, este tipo de ejercicio también potencia el equilibrio emocional y ayuda a generar una mayor conexión con el propio cuerpo.
¿Qué debes tener en cuenta antes de empezar a nadar estando embarazada?
Antes de empezar a realizar cualquier ejercicio físico, es importante que consultes con algún médico para saber cuál es tu estado y con qué intensidad es recomendable que realices deporte. Esto es todavía más relevante en el embarazo.
Por norma general, no suele existir una contraindicación médica y lo que más se recomienda es nadar durante dos o tres veces por semana en sesiones de entre media hora y 45 minutos.
Si no tienes mucha experiencia, lo mejor es que nades en una piscina sin muchas aglomeraciones. Además, eso va a permitirte hacerlo en un entorno con una temperatura controlada.