Adiós impurezas: qué es y qué te hacen en una limpieza de cutis

Un cutis radiante y saludable es el sueño de muchos. Sabemos que la limpieza diaria es vital para eliminar impurezas, pero ¿alguna vez te has preguntado qué es exactamente una limpieza de cutis profesional y por qué deberías considerar añadirla a tu rutina de cuidado facial? 

Si bien la limpieza diaria es esencial, existen procedimientos más profundos que pueden marcar la diferencia. Una limpieza de cutis profesional va más allá de la superficie, liberando tus poros de impurezas difíciles de remover con los productos habituales. 

En este artículo, te explicamos paso a paso en qué consiste este tratamiento y qué beneficios puede aportar a tu piel.

¿Qué es una limpieza de cutis?

Es un procedimiento estético que se realiza para mantener la piel del rostro en óptimas condiciones. 

Consiste en la eliminación de impurezas, exceso de grasa, células muertas y otros elementos no deseados de la superficie de la piel. Esto ayuda a prevenir y tratar problemas como acné, puntos negros y otros desequilibrios cutáneos, mejorando la textura y apariencia de la piel.

Diferentes tipos de limpieza de cutis

Cada tipo de limpieza de cutis tiene sus propias características y beneficios, por lo que es importante elegir el método adecuado según el tipo de piel y las necesidades individuales. Te presentamos los distintos métodos para hacer la limpieza de cutis:

Proceso de una limpieza de cutis

La limpieza del cutis se nota rápidamente y es beneficiosa a largo plazo, debido a que potencia la salud de la piel. Hay métodos de limpieza que se combinan a fin de que el proceso sea más profundo. Ahora, mencionaremos el proceso que puede suponer una limpieza de cutis.

  1. Desmaquillado y limpieza inicial. Este primer paso ayuda a eliminar cualquier residuo de maquillaje, impurezas y exceso de grasa. Una piel limpia permite que los siguientes tratamientos sean más efectivos y que los poros no estén obstruidos. Así pues, sin importar el tipo de limpieza de cutis, todos se inician con este paso básico y esencial.
  2. Exfoliación. Los exfoliantes pueden ser químicos (como ácidos AHA o BHA) o físicos (como scrubs o gommages). Eliminar las células muertas de la piel no solo mejora la textura, sino que también ayuda a prevenir brotes de acné y promueve una piel más luminosa.
  3. Vapor. El vapor abre los poros, lo que facilita la extracción de impurezas y puntos negros. Además, ayuda a suavizar la piel, preparándola para los siguientes pasos del tratamiento.
  4. Extracción de puntos negros e impurezas. Consiste en la eliminación manual de puntos negros, espinillas y otras impurezas. Utilizando herramientas adecuadas, se presiona suavemente sobre la piel para extraer las impurezas. Un especialista garantiza que la extracción se realice de manera segura y efectiva, minimizando el riesgo de irritación o infección.
  5. Mascarilla facial. Existen mascarillas hidratantes, purificantes (para piel grasa), calmantes (para piel sensible), entre otras, adaptadas a las necesidades de cada tipo de piel. Las mascarillas pueden proporcionar nutrientes adicionales, calmar la piel después de la exfoliación y mejorar la hidratación.
  6. Hidratación y protección. Para finalizar el tratamiento se suelen aplicar serums y cremas hidratantes que proporcionen nutrientes esenciales y ayuden a mantener la piel equilibrada. Esto ayuda a restaurar la barrera cutánea después del tratamiento y mantener la piel suave y flexible, además de protegerla de factores externos.

Beneficios de una limpieza de cutis

Los beneficios de una limpieza de cutis son numerosos y pueden tener un impacto significativo en la salud y apariencia de la piel, es decir, no es un proceso vano, realmente favorece la salud de la piel. Ahora, destacamos los principales beneficios:

La limpieza de cutis es altamente beneficiosa, un especialista puede evaluar tu piel y recomendarte con que frecuencia deberías llevarla a cabo en función de tu tipo de piel. Sin embargo, a nivel general se recomienda una limpieza profesional cada 4 a 6 semanas.

Bibliografía

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