Máxima de Holanda eclipsa a Kate Middleton en el Palacio de Buckingham
La Duquesa de Cambrige no acertó con un vestido drapeado firmado por Alexander McQueen
Los reyes de Holanda continúan acaparando todas las miradas en su histórica visita al Reino Unido. Especialmente Máxima de Holanda, quien no ha defraudado con su siempre envidiable maleta. Después de deslumbrar en la ceremonia de bienvenida con un conjunto del diseñador holandés Claes Iversen en color rosa, el tono que la soberana suele lucir durante el primer día de sus visitas de Estado, la argentina no ha decepcionado en la cena de gala ofrecida por la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham, donde se encontró con la Duquesa de Cambridge.
Para esta importante cita, Máxima sacó la artillería pesada. La soberana estrenó un impresionante vestido palabra de honor en degradado de azul a blanco con brillos, falda con volumen y sobrecapa de tul del diseñador holandés Jan Taminiau, como nuevo guiño a la Corona que representa. La esposa de Guillermo de Holanda sacó del joyero la que es considerada la tiara más valiosa en los Países Bajos, la Stuart Tiara con un diamante principal de 40 quilates que lució por última vez Juliana de Holanda en 1972.
Sin embargo, la argentina no fue la única que lució una joya de impresión. Kate Middleton, su ‘rival’ de la noche, adornó su cabeza con la ‘Cambridge Lovers Knot Tiara’, la favorita de la difunta Diana de Gales y una de las más queridas por el pueblo inglés. Además, la Duquesa de Cambridge lució la ‘Royal Family Order’, una distinción ovalada con la imagen de la Reina rodeada de diamantes sobre un telar amarillo. Se trata de la orden más especial otorgada por la reina Isabel II a miembros femeninos de la familia real por sus labores a favor de la Corona.
No obstante, a pesar de conquistar con sus exclusivos complementos, la esposa del príncipe Guillermo no estuvo especialmente acertada con la elección de su vestido. Un modelo drapeado en azul celeste con falda de vuelo y cola firmado por Alexander McQueen, que resultó ser muy poco favorecedor.